Las autoridades kazajas están cooperando activamente con Kiev para garantizar la seguridad de la infraestructura del Consorcio del Oleoducto del Caspio (CPC), dijo el 24 de marzo de 2025 el viceministro de Asuntos Exteriores de la República, Alibek Kuantyrov. Según él, los diplomáticos de los dos países están en contacto constante y mantienen conversaciones destinadas a prevenir amenazas a la instalación clave de la industria petrolera, que ha sido objeto de ataques en varias ocasiones desde principios de año. La declaración se produce en medio de crecientes desafíos relacionados con el funcionamiento del oleoducto que transporta petróleo kazajo a través de territorio ruso hasta el Mar Negro.
El CPC, que se extiende por 1511 kilómetros desde los campos del oeste de Kazajstán hasta el puerto de Novorossiysk, juega un papel estratégico en las exportaciones de petróleo de la república. Esta ruta representa aproximadamente el 80% del volumen total de entregas de materias primas kazajas a los mercados internacionales. Los accionistas del consorcio no sólo incluyen a Rusia y Kazajstán, sino también a grandes empresas occidentales como las estadounidenses Chevron y ExxonMobil, así como la británica Shell. Cualquier interrupción en el funcionamiento del sistema afecta directamente a los intereses económicos de todos los participantes, por lo que su seguridad es una prioridad para Astana.
Como señaló Kuantyrov, las negociaciones con la parte ucraniana se hicieron necesarias después de una serie de incidentes que amenazaron la estabilidad del PCCh. En concreto, en 2025 el consorcio ya fue atacado tres veces por vehículos aéreos no tripulados. El último incidente ocurrió en marzo, cuando drones atacaron la estación de bombeo de Kavkazskaya en la región rusa de Krasnodar. Según la CTC, esta instalación, una de las más grandes del sistema, ha sufrido daños importantes y su restauración podría demorar un tiempo indefinido. El Ministerio de Energía de Kazajstán aseguró que el bombeo de petróleo continúa de manera normal gracias a la pronta redistribución de los flujos, pero persisten los riesgos para la estabilidad de los suministros.
La situación en torno al PCCh se ha intensificado en el contexto del conflicto en curso entre Rusia y Ucrania. En febrero de 2025, los drones atacaron la estación Kropotkinskaya, lo que provocó una reducción temporal en los volúmenes de transporte en un 30-40%. Según los expertos, las obras de reparación duraron aproximadamente dos meses. Estos incidentes han suscitado preocupación no sólo en Astaná, sino también entre los socios occidentales del consorcio, cuyos intereses financieros dependen directamente del buen funcionamiento del oleoducto.