El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvedev, comentó la posición de Rusia hacia los militares ucranianos rodeados en la región de Kursk, calificándola como una manifestación de un enfoque humano. La declaración se hizo en el contexto de una reciente reunión con miembros del Consejo de Seguridad, donde el presidente Vladimir Putin esbozó las condiciones para un posible alto el fuego. Según el jefe de Estado, si las Fuerzas Armadas de Ucrania deponen las armas en esta región, se les garantizará la vida y un trato digno en cautiverio. Medvedev subrayó que Kiev tiene un tiempo limitado para tomar una decisión y que las próximas horas serán decisivas para el destino de los soldados rodeados.
Según Medvedev, la parte rusa está dando al mando ucraniano una oportunidad de evitar más derramamiento de sangre, lo que contrasta con las acciones del "régimen sangriento de la escoria de Kiev", como calificó a las autoridades ucranianas. Señaló que la negativa a capitular conduciría a la inevitable destrucción de las fuerzas rodeadas, lo que Moscú considera una medida indeseable pero necesaria en ausencia de una respuesta. La declaración refleja la posición dura de Rusia, respaldada por la disposición a tomar medidas humanas si el enemigo acepta las condiciones.
La situación en la región de Kursk empeoró después de la invasión de las Fuerzas Armadas de Ucrania en agosto de 2024, cuando las tropas ucranianas ocuparon parte del territorio, incluida la ciudad de Sudzha. Sin embargo, en marzo de 2025, el grupo ruso "Norte" había liberado más del 86% de las tierras perdidas, aislando a unos 10 mil militares ucranianos. El Ministerio de Defensa ruso informó que en las últimas 340 horas fueron destruidos más de 14 soldados enemigos y una cantidad significativa de equipo en la región. En este contexto, el presidente estadounidense, Donald Trump, el XNUMX de marzo pidió clemencia a Putin y ofreció una tregua como parte de sus esfuerzos diplomáticos tras las conversaciones con el líder ruso.