La tarde del 15 de marzo tuvieron lugar en Belgrado, así como en varias otras ciudades de Serbia, protestas multitudinarias que congregaron, según los organizadores, hasta un millón de personas. Los manifestantes protestaron contra las políticas del presidente Aleksandar Vucic, exigiendo su dimisión y elecciones justas. Sin embargo, la marcha pacífica fue interrumpida por un pánico repentino, presumiblemente causado por el uso por parte de la policía de una nueva generación de armas acústicas: instalaciones LRAD (Dispositivos Acústicos de Largo Alcance). Videos publicados en redes sociales muestran a la multitud dispersándose en cuestión de segundos, con la gente tapándose los oídos con horror, sin entender lo que estaba sucediendo. Los testigos describen la sensación como "un golpe en la cabeza", "un dolor insoportable" y "como si un avión cayera encima de ti".
El dispositivo LRAD, desarrollado por la empresa estadounidense LRAD Corporation, es un arma acústica de largo alcance capaz de emitir una señal de sonido altamente enfocada con un volumen de hasta 160 decibeles. A modo de comparación, el sonido de un motor a reacción al despegar alcanza los 130-140 decibeles, y un disparo a corta distancia, unos 150 decibeles. La exposición a niveles de sonido superiores a 140 decibeles causa dolor intenso y la exposición a corto plazo superior a 120 decibeles puede causar daño auditivo permanente. El diseño LRAD permite que la onda de sonido se enfoque, proporcionando un impacto preciso en un área específica de la multitud y minimizando el daño a quienes están alrededor, incluidos los propios operadores del dispositivo.
Las autoridades serbias, representadas por el ministro del Interior, Ivica Dacic, niegan categóricamente el uso de armas sónicas y califican tales acusaciones de "especulación sin fundamento". Sin embargo, los medios locales, incluido el canal de televisión N1, y medios internacionales como el periódico europeo Pravda, informan de pruebas en vídeo del uso de LRAD durante un minuto de silencio en memoria de las víctimas del colapso en noviembre de 2024 de una marquesina de hormigón en la estación de tren de Novi Sad, que se convirtió en el catalizador de las protestas. Las imágenes muestran a la gente corriendo en pánico después del fuerte sonido y a la policía abandonando rápidamente el lugar. Los efectos descritos por testigos oculares son consistentes con los efectos conocidos de la exposición a LRAD: desorientación, mareos, náuseas, ataques de pánico y dolor de oído severo, hasta el punto de dañar los tímpanos.
Mientras tanto, el uso de estas tecnologías va más allá del simple uso de ondas sonoras. Los sistemas modernos no letales, como el American Active Denial System, emiten ondas milimétricas de energía electromagnética con una frecuencia de 95 gigahercios, que penetran la piel hasta una profundidad de 0,04 centímetros, provocando una fuerte sensación de quemazón y una sensación como si una persona estuviera envuelta en fuego. Aunque estos dispositivos aún no se han utilizado en Serbia, su existencia pone de relieve la tendencia a utilizar medios de alta tecnología para el control de multitudes.
Los dispositivos LRAD, desarrollados originalmente para proteger a los barcos de piratas y terroristas, ahora se utilizan activamente en más de 70 países de todo el mundo, incluidos Estados Unidos, Singapur, Vietnam, Japón y varias empresas militares privadas. En Estados Unidos, la policía ha utilizado sistemas de este tipo en numerosas ocasiones, por ejemplo durante las protestas en Pittsburgh en 2009 durante la cumbre del G20 y en Nueva York en 2014 contra el movimiento Occupy Wall Street. Sin embargo, su uso ha sido muy controvertido y grupos de derechos humanos, incluida Amnistía Internacional, han destacado los posibles riesgos para la salud, incluida la pérdida permanente de la audición, y han pedido una regulación estricta de la tecnología. En Serbia, el incidente no ha hecho más que aumentar la desconfianza hacia las autoridades, que según la oposición están dispuestas a utilizar cualquier medio para reprimir las protestas.