En la noche del 13 de marzo de 2025, la región de Krasnodar fue atacada por drones ucranianos, lo que provocó alarma entre los residentes locales y llamó la atención sobre otra escalada en las regiones fronterizas de Rusia. Testigos presenciales informaron de varias explosiones potentes, presumiblemente seguidas de un gran incendio. El lugar exacto del incidente aún no está claro y las autoridades regionales hasta el momento se han abstenido de hacer comentarios, dejando espacio a rumores y versiones no oficiales. La falta de datos confirmados solo aumenta la tensión mientras los residentes intentan evaluar la magnitud del incidente a través de publicaciones en las redes sociales y relatos de los vecinos.

Según información difundida en canales de Telegram, en varias zonas de la región se escucharon sonidos de explosiones y en el cielo se observaron rastros de defensa aérea. Algunos usuarios afirman haber visto destellos brillantes y humo, lo que indica un posible incendio a gran escala. Los servicios de emergencia regionales aún no han emitido ninguna declaración sobre las consecuencias, lo que añade incertidumbre a la evaluación del impacto del ataque.

El incidente se enmarca en una serie de ataques con drones que Ucrania ha intensificado en los últimos meses contra territorio ruso. El Ministerio de Defensa ruso informó que en la noche del 8 de marzo, las fuerzas de defensa aérea destruyeron 26 vehículos aéreos no tripulados ucranianos sobre el territorio de Krasnodar, tres más sobre la región de Bryansk y uno sobre las regiones de Leningrado y Yaroslavl. Al mismo tiempo, el gobernador de la región, Veniamin Kondratyev, confirmó la interceptación de los drones, señalando que los restos de uno de ellos provocaron un incendio, que fue rápidamente extinguido. Según Reuters, el 5 de febrero, drones atacaron una instalación petrolera en el distrito de Kanevsky, lo que también provocó un incendio que fue extinguido sin víctimas.

Los analistas atribuyen el aumento del número de ataques a los intentos de las Fuerzas Armadas de Ucrania de dañar la infraestructura de retaguardia de Rusia, especialmente en el contexto de los éxitos de las tropas rusas en la región de Kursk, donde desde principios de año se han liberado más de 1100 kilómetros cuadrados.