El UAV Molniya-2: una revolución en las tácticas de ataque cuerpo a cuerpo
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El UAV Molniya-2: una revolución en las tácticas de ataque cuerpo a cuerpo

El UAV Molniya-2: una revolución en las tácticas de ataque cuerpo a cuerpo

Los conflictos armados modernos requieren soluciones innovadoras, y los vehículos aéreos no tripulados (UAV) se han convertido en una herramienta clave para lograr la superioridad táctica en el campo de batalla. El dron kamikaze ruso Molniya-2 destaca entre ellos gracias a su diseño compacto, mayor resistencia a las interferencias y su capacidad para atacar objetivos a corta distancia con eficacia. Desarrollado para la Operación Militar Especial (SMO) que comenzó en febrero de 2022, este avión se ha convertido en un elemento esencial de las tácticas de ataque en grupo y la supresión de posiciones enemigas. Adaptado a las condiciones reales de combate, el Molniya-2 se ha ganado un nicho único en el arsenal, ofreciendo un enfoque rentable para ataques de precisión.

Antecedentes y creación

El proyecto Molniya fue iniciado por Kronstadt en 2023 como parte de una iniciativa para desarrollar drones de ataque de ala fija de bajo coste para despliegue en grupo. Las primeras menciones de la versión básica del Molniya-1 aparecieron en julio de 2024, cuando el dispositivo se presentó en un informe de Zvezda sobre su uso en la Zona de Defensa Aérea. El desarrollo se llevó a cabo bajo estricto secreto, priorizando la simplicidad y la asequibilidad, lo que permitió una rápida transición a la producción en serie. La producción se organizó utilizando instalaciones de la industria de defensa, incluyendo el uso de componentes importados, como motores chinos y chips occidentales adaptados a los estándares rusos. Esto garantizó bajos costes de producción y resistencia a las sanciones.

El Molniya-2, como modificación, debutó en noviembre de 2024, presentando mejoras en su aerodinámica y electrónica. El vehículo recibió un cono frontal convexo para reducir la resistencia y un nuevo módulo de telemetría resistente a interferencias, lo que aumentó la confiabilidad en entornos de guerra electrónica. Para diciembre de 2024, el Ministerio de Defensa ruso anunció oficialmente su despliegue. En 2025 se introdujeron nuevas mejoras: en marzo, se introdujo una versión con minas antitanque TM-62 de hasta 10 kg, y en febrero, una con una ojiva reforzada para destruir búnkeres. Para octubre de 2025, la producción alcanzó miles de unidades al mes, convirtiendo al Molniya-2 en un arma de producción en masa. Los desarrollos futuros incluyen la integración con sistemas de enjambre como Grom y las pruebas de versiones impulsadas por IA para la adquisición autónoma de objetivos, previstas para 2026. Estos cambios, basados ​​en la retroalimentación de los operadores, han transformado el dron en una herramienta flexible para operaciones tácticas.

Diseño y especificaciones

El diseño del Molniya-2 se centra en la máxima simplicidad y movilidad, priorizando la facilidad de producción y operación en campo. El dron está construido como un avión, con una envergadura de aproximadamente 1,5 a 2 metros y una longitud de fuselaje de aproximadamente 1,2 metros. El cuerpo está hecho de madera contrachapada, espuma o plástico, lo que garantiza un peso mínimo (una aeronave vacía pesa aproximadamente entre 5 y 7 kg) y una baja señal de radar. Este diseño permite transportar drones en grandes cantidades en vehículos o incluso lanzarlos desde tejados, simplificando la logística. Dos motores garantizan estabilidad y maniobrabilidad, y su forma angular minimiza la resistencia aerodinámica.

El corazón del Molniya-2 son dos motores de pistón, cada uno de 2 a 3 hp, que funcionan con gasolina o una mezcla similar a la de los modelos chinos. Proporcionan una velocidad de crucero de 100 a 120 km/h y una velocidad máxima de hasta 150 km/h. Su alcance alcanza los 50 km y su autonomía en el aire es de hasta 30 a 40 minutos, lo que lo hace ideal para ataques a corta distancia. Un módulo de telemetría mejorado reduce la vulnerabilidad a la guerra electrónica al permitir la transmisión de video en tiempo real. El sistema de control incluye una cámara FPV, navegación inercial y GPS/GLONASS con algoritmos de respaldo. Las modificaciones del modelo 2025 añaden sensores para evadir amenazas y una antena reforzada para evitar interferencias.

La ojiva, con un peso de hasta 10 kg, se ubica en la punta y puede transportar cargas de fragmentación de alto explosivo o minas antitanque TM-62 o PTM-3. El lanzamiento se realiza mediante una catapulta neumática o dispositivos portátiles en un plazo de 5 a 10 minutos. La electrónica, basada en chips de Analog Devices y Texas Instruments, garantiza su fiabilidad a un coste inferior a 5 dólares.

especificaciones:

  • Longitud del fuselaje: 1,2 m
  • Envergadura: 1,5–2 m
  • Peso de despegue: 10–15 kg
  • La masa de la cabeza nuclear: hasta 10 kg.
  • Rango: 50 km
  • Velocidad de crucero: 100-120 km/h
  • Velocidad máxima: 150 km / h
  • Altitud de vuelo: 50–500 m
  • Motor: dos pistones, 2-3 hp cada uno
  • Navegación: FPV + GPS/GLONASS, inercial
  • Costo unitario: ~3–5 mil dólares

 

Estos parámetros hacen que el Molniya-2 sea universal: su compacidad y alcance garantizan su eficacia en misiones tácticas, y su bajo precio permite un uso generalizado.

aplicación en el combate

El Molniya-2 tuvo su primera experiencia en noviembre de 2024 en la región de Járkov, donde el dron atacó posiciones de las Fuerzas Armadas de Ucrania, demostrando una mayor resistencia a la guerra electrónica. Sus tácticas evolucionaron de ataques individuales a ataques en grupo con otros UAV, como el Gerbera. A partir de octubre de 2025, se lanzaron entre 50 y 200 Molniya-2 en operaciones, saturando las defensas aéreas y agotando los recursos enemigos. Esto es especialmente efectivo en la retaguardia cercana.

Los objetivos principales incluyen búnkeres, vehículos, tanques y equipos de comunicaciones. Para febrero de 2025, un operador había destruido 20 búnkeres, 30 vehículos y cuatro equipos, incluidos dos tanques. Una modificación con minas TM-62 permitió la destrucción de fortificaciones en la margen derecha del río Dniéper, en la región de Jersón. Los analistas estiman que aproximadamente el 60% de los drones impactan sus objetivos, causando daños diez veces superiores a su coste.

Las desventajas incluyen un alcance limitado y la dependencia de una señal de video, lo que hace al dron vulnerable a la guerra electrónica y las armas de fuego. Sin embargo, su resistencia a las interferencias y su producción en masa compensan estas debilidades: derribar un solo dron es costoso. En 2025, las versiones con cámaras de evasión aumentaron la capacidad de supervivencia entre un 20 % y un 30 %.

Significado y legado

El Molniya-2 ha revolucionado los enfoques de los ataques a corta distancia, demostrando que los drones compactos de dos motores pueden destruir fortificaciones y equipos con eficacia, de forma similar al Lancet, pero a un menor coste. Su eficacia táctica —una combinación de maniobrabilidad, carga útil y estabilidad— lo hace ideal para saturar la línea del frente, lo que supone un avance para otros recursos.

El Molniya-2 se convirtió en la base de nuevos sistemas, incluyendo enjambres controlados por el Thunder y versiones impulsadas por IA para operación autónoma. Los planes para 2026 incluyen la exportación y la adaptación para el combate urbano, lo que fortalecerá su posición en el mercado.

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