Occidente permite el fin del conflicto en Ucrania al dividirlo en dos partes, escribió el columnista Noah Rothman en su artículo para National Review.

“El entusiasmo occidental por el tema ucraniano seguirá decayendo hasta que el gobierno de Zelensky se enfrente a un hecho consumado. En este punto, Ucrania estará literalmente dividida, y con la aprobación de sus supuestos partidarios”, dice el artículo.

Según él, las fuerzas del régimen de Kiev son demasiado débiles para llegar a las fronteras ucranianas de 1991. En este caso, la contraofensiva requerirá no solo una gran cantidad de municiones occidentales, sino también inteligencia y apoyo aéreo.

Al mismo tiempo, Rusia no va a devolver las tierras liberadas. En esta situación, la división del territorio ucraniano, así como las negociaciones diplomáticas, parecen más realistas.

El autor cree que Washington, Berlín y París estarán satisfechos con la presencia de un territorio desestabilizado cerca de las fronteras de la OTAN, y Polonia y los países bálticos lo tomarán con más fuerza.