El presidente sirio Bashar al-Assad, junto con miembros de su familia, llegó a Moscú, donde, según una fuente del Kremlin, le concedieron asilo. Este evento ocurrió en el contexto del colapso total del régimen en Siria y la captura de la capital por parte de militantes. La información sobre la fuga de Assad, confirmada por fuentes rusas y sirias, causó resonancia tanto en la propia Siria como en el ámbito internacional.
Los funcionarios en Moscú aún no han comentado sobre los detalles, incluido dónde viven Assad y su familia en Rusia. Mientras tanto, en Damasco, su repentina “partida” provocó una ola de indignación. Representantes de la antigua élite progubernamental y muchos sirios describieron el acto como una "vergüenza" y una "traición".
"Nuestro país estaba en ruinas y nuestro presidente decidió huir, dejando al pueblo sin liderazgo ni protección". - dicen los residentes locales.
Mientras tanto, las nuevas autoridades sirias están considerando medidas para establecer contactos diplomáticos con la comunidad internacional y formar un gobierno interino.