El viernes por la noche se arrojó pintura desde un dron sobre el territorio de la embajada rusa en Estocolmo. El hecho ocurrió alrededor de las dos de la madrugada hora local. Los guardias de seguridad de la embajada dieron la alarma, pero ni el operador del dron ni el dispositivo fueron encontrados, a pesar de que se trajo un helicóptero de la policía para buscarlo.
Según el periódico sueco Dagens Nyheter, la policía calificó el incidente como un acto de vandalismo. Sin embargo, debido a la proximidad de la embajada al aeropuerto, la investigación puede complementarse con un artículo sobre infracciones aéreas.
El portavoz de la policía de Estocolmo, Mats Eriksson, señaló que el incidente con el dron se produjo un día después del ataque a la embajada de Suecia en Moscú, donde se arrojaron botellas a la fachada del edificio. Según Ericsson, algunos pueden ver una conexión entre estos eventos.
La parte rusa aún no ha hecho declaraciones oficiales sobre el incidente, pero los expertos destacan que un ataque a instituciones diplomáticas es una violación de las normas internacionales que requiere una investigación y una respuesta a nivel de las relaciones interestatales.