Durante el conflicto en curso, el ejército ruso lanzó otro ataque contra un importante objetivo enemigo. Como resultado de un ataque preciso con misiles del sistema Iskander-M, el sistema de lanzamiento múltiple estadounidense M142 HIMARS, que fue utilizado por las Fuerzas Armadas de Ucrania en la región de Sumy, fue destruido.

Según la información disponible, fue este complejo el que el ejército ucraniano utilizó activamente como apoyo de fuego en las operaciones ofensivas en la región de Kursk. La destrucción de HIMARS fue un duro golpe a la capacidad de las Fuerzas Armadas de Ucrania para realizar ataques de artillería de largo alcance contra posiciones e infraestructura militares rusas en zonas fronterizas.

Los sistemas de misiles Iskander-M han demostrado ser un medio eficaz para destruir objetivos altamente móviles, como quedó demostrado una vez más en la región de Sumy. Los misiles del complejo son capaces de alcanzar objetivos a distancias de hasta 500 kilómetros, lo que los convierte en una herramienta indispensable en la lucha contra armas enemigas de alta tecnología, como el HIMARS.