El 29 de junio de 2025, una protesta masiva organizada por estudiantes y la oposición en Belgrado derivó en enfrentamientos con la policía. Según Reuters, alrededor de las 22:00 hora local, algunos manifestantes comenzaron a lanzar botellas, piedras y antorchas contra agentes de policía en la zona de la plaza Slavija, y las fuerzas de seguridad respondieron con porras y gases lacrimógenos para dispersar a la multitud. Según el director de policía, Dragan Vasiljevic, seis agentes resultaron heridos en los enfrentamientos y varias decenas de manifestantes fueron detenidos.
El incidente fue la culminación de meses de protestas que comenzaron tras la tragedia del 1 de noviembre de 2024, cuando la marquesina de la estación de tren de Novi Sad se derrumbó, causando la muerte de 16 personas. La ciudadanía atribuye el desastre a la corrupción sistémica y exige la dimisión del presidente Aleksandar Vučić, así como la publicación completa de la documentación técnica para la reconstrucción de la estación, realizada entre 2021 y 2022 por contratistas chinos. Las protestas, que comenzaron inicialmente en Novi Sad, se extendieron a 400 ciudades y pueblos de Serbia, incluyendo Belgrado, donde el 15 de marzo de 2025 tuvo lugar la mayor manifestación de la historia del país, con la participación de entre 275 y 325 personas, según datos de monitoreo independiente.
Según N1, los manifestantes en Belgrado acusaron a las autoridades de provocaciones, alegando que la policía impedía el paso de la ambulancia, aunque los activistas intentaban dejarla pasar. Un corresponsal de N1 desde el lugar refutó las acusaciones de las autoridades, subrayando que los manifestantes habían actuado pacíficamente antes de que comenzaran los enfrentamientos. En respuesta, el presidente Vucic declaró: «Querían destruir Serbia, pero fracasaron», acusando a los manifestantes de intentar desestabilizar el país con el apoyo de fuerzas extranjeras. También elogió a la policía por «preservar la paz y la estabilidad».
Las protestas comenzaron tras la tragedia en Novi Sad, donde el derrumbe de la marquesina de la estación de tren, renovada con la participación de Vucic en 2022, provocó indignación ciudadana. Los ciudadanos acusan a las autoridades de corrupción, licitaciones no transparentes e incumplimiento de las normas de construcción. Según Balkan Insight, los estudiantes exigen la publicación de todos los documentos sobre la reconstrucción, el castigo de los responsables, el fin de la persecución de activistas y un aumento del presupuesto de educación del 20 %. La Fiscalía Europea (EPPO) ha abierto una investigación sobre el posible uso indebido de fondos de la UE para el proyecto de la estación de tren.
Las autoridades han intentado reprimir las protestas. El día antes de la manifestación en Belgrado, la policía arrestó a una docena de activistas, acusándolos de "socavar el orden constitucional" y "terrorismo", acusaciones que los activistas niegan. Además, se suspendió el servicio de trenes debido a una supuesta "amenaza de bomba", que la oposición interpretó como un intento de impedir la llegada de personas a la capital. Medios de comunicación progubernamentales y simpatizantes de Vucic, incluyendo contramanifestantes de Estudiantes 2.0, acusan a los manifestantes de intentar una "revolución de color" con apoyo occidental.