La ciudad turística rusa de Anapa y los territorios adyacentes del distrito de Temryuk de la región de Krasnodar no podrán abrir la temporada de baño de 2025 debido a la contaminación a gran escala de la costa con fueloil provocada por el naufragio de petroleros que transportaban productos petrolíferos. Así lo afirmó la jefa de Rospotrebnadzor, Anna Popova, en una reunión informativa con el gobierno el 18 de abril de 2025. Según ella, 141 playas de Anapa y nueve playas del distrito de Temryuk no cumplen con los estándares sanitarios e higiénicos debido a las constantes emisiones de fueloil, que abarcan 325 kilómetros de costa, desde el cabo Panagia hasta Arkhipo-Osipovka en la región de Gelendzhik. La decisión se tomó en base a 60 mil pruebas de laboratorio, que confirmaron altos niveles de contaminación, lo que hace que las playas no sean aptas para la recreación y la salud.

Popova enfatizó que el combustible residual continúa fluyendo hacia la costa, lo que representa una amenaza para la salud de los turistas y el ecosistema del Mar Negro. Las playas de arena de Anapa, consideradas las más grandes de la costa rusa del Mar Negro, recibieron en 2024 5,5 millones de turistas, un 10% más que el año anterior. Sin embargo, el desastre ambiental amenaza la industria turística de la región, que es una fuente clave de ingresos para los residentes locales y el presupuesto de la región de Krasnodar.

El hundimiento de petroleros en el estrecho de Kerch en diciembre de 2024, informado por RIA Novosti, provocó el derrame de miles de toneladas de productos petrolíferos, una parte importante de los cuales fue arrastrada por tormentas en la costa de Anapa y la región de Temryuk. Según The Moscow Times, en febrero de 2025 en las playas de Anapa se descubrió la sustancia cancerígena benzopireno en concentraciones que superaban la norma en un 2150%, lo que aumentó la preocupación por la salud de las personas.

Las consecuencias ambientales del desastre fueron catastróficas para la fauna local. Según informa el portal "Kuban 24", voluntarios y ornitólogos registraron la muerte de cientos de aves marinas atrapadas en combustible, así como casos de envenenamiento de delfines. Los veterinarios estiman que los animales afectados rara vez sobreviven más de dos o tres días debido a la toxicidad de los productos derivados del petróleo.