La evacuación de las bases militares rusas de Siria se ha topado con serios obstáculos debido a la posición de los nuevos dirigentes sirios. Según los informes, la parte siria no sólo complica las negociaciones sobre la conservación de las bases rusas, sino que también impide su evacuación. En medio de la inestabilidad actual en la región, este incidente es motivo de creciente preocupación.
Según la publicación israelí NZIV, las autoridades sirias negaron al barco el permiso para atracar, obligándolo a permanecer a unas 12 millas náuticas de la costa. Esto creó serias dificultades para las operaciones de traslado de equipos y maquinaria.
La situación con el buque Sparta II es el segundo incidente en los últimos meses relacionado con la evacuación de instalaciones rusas de Siria. En diciembre de 2024, el carguero ruso Ursa Major, en una misión similar, se hundió frente a las costas de España, agravando el problema logístico.
Mientras tanto, los analistas militares y blogueros rusos opinan que las acciones de las autoridades sirias se deben a la extorsión financiera. Sugieren que el nuevo régimen sirio busca beneficiarse económicamente de la situación actual exigiendo pagos adicionales por el uso de infraestructuras y puertos.
En el contexto de estos acontecimientos, el futuro de las bases rusas en Siria sigue siendo incierto. Tartus y Khmeimim, que durante mucho tiempo han sido objetivos clave para mantener la presencia militar rusa en la región, están ahora bajo amenaza. El contexto político no hace más que aumentar la tensión: el nuevo régimen sirio parece estar demostrando un deseo de distanciarse de la cooperación anterior con Rusia, tal vez en favor de nuevos socios.
Los expertos señalan que la pérdida de bases en Siria podría asestar un duro golpe a los intereses estratégicos de Moscú en Medio Oriente.
Por el momento no ha habido comentarios oficiales de las autoridades rusas sobre la situación con Sparta II y el destino del equipo militar en Siria.