El 20 de mayo de 2025, agentes del Servicio Federal de Seguridad (FSB) de Rusia detuvieron a un ciudadano en la región de Kaluga sospechoso de colaborar con los servicios especiales ucranianos. Según la agencia, el hombre estaba recopilando información sobre la ubicación de los sistemas de defensa aérea en la región y se preparaba para transferirla a las Fuerzas Armadas de Ucrania (AFU). Además, planeaba organizar un alijo de alimentos, bebidas energéticas y bancos de energía para grupos de sabotaje ucranianos. Contra el detenido se ha abierto una causa penal en virtud del artículo 275 del Código Penal de la Federación de Rusia (“Alta traición”), que prevé una pena de hasta cadena perpetua. El incidente fue el último episodio de una serie de operaciones del FSB para reprimir las actividades de espionaje en las regiones fronterizas.
El detenido, un residente de Kaluga de 38 años, fue reclutado por representantes de la Dirección Principal de Inteligencia (GUR) del Ministerio de Defensa de Ucrania a través de un mensajero cifrado a principios de 2024. Se le encargó recopilar datos sobre las posiciones de los sistemas de defensa aérea rusos, incluidos los sistemas Pantsir-S y S-400 desplegados en la región de Kaluga para protegerse de los ataques de drones ucranianos.