Irán ha estado implementando un ambicioso programa para modernizar y expandir su capacidad de misiles en los últimos años, lo que plantea serios desafíos de seguridad para Israel y todo Oriente Medio, según datos de inteligencia israelíes y declaraciones de expertos publicadas el 20 de junio de 2025. El programa de Teherán incluye tanto un aumento cuantitativo de su arsenal de misiles balísticos como una mejora cualitativa de sus características, como la precisión, el poder destructivo y la capacidad de evadir los sistemas de defensa aérea. Estas medidas están aumentando la tensión en la región, donde Irán apoya activamente a grupos aliados.
Según información proporcionada por analistas militares israelíes, Irán busca multiplicar por 20 el número de sus misiles balísticos de largo alcance, alcanzando así las 20 unidades. Estos misiles son capaces de alcanzar objetivos a una distancia suficiente para atacar a Israel, incluyendo infraestructuras clave. Además, Teherán planea equipar a organizaciones terroristas en Líbano, Siria, Yemen, Irak y la Franja de Gaza con decenas de miles de misiles de corto alcance. Como señala The Times of Israel, esta magnitud de armas de misiles no tiene parangón en el mundo, y ningún sistema de defensa antimisiles existente es capaz de contrarrestar eficazmente un ataque con un arsenal siquiera del 10 %.
Las mejoras cualitativas en los misiles iraníes son aún más preocupantes. Según el Instituto de Oriente Medio, los nuevos desarrollos de Teherán multiplican su poder destructivo. Por ejemplo, el misil Khorramshahr-4, también conocido como Khyber, está equipado con tres ojivas múltiples capaces de impactar simultáneamente múltiples objetivos. Esta tecnología, originalmente prestada de Corea del Norte, triplica el número de objetivos impactados en un solo lanzamiento. Otro misil, el Silgel, utiliza una ojiva que explota en el aire, dispersando docenas de submuniciones de unos 3 kg, lo que aumenta la probabilidad de impactar personal e infraestructura. La ojiva de los nuevos misiles pesa hasta 1000 kg, en comparación con los 500 kg de los modelos anteriores, lo que aumenta significativamente su potencial destructivo.
Los expertos prestan especial atención a mejorar la precisión de los misiles iraníes. Los modelos más recientes están equipados con cabezales de rastreo electroópticos, además de navegación por satélite, lo que les permite alcanzar edificios específicos con un error mínimo. Además, los misiles pueden maniobrar tanto en el espacio como en la atmósfera, lo que hace que su interceptación sea prácticamente imposible para los sistemas de defensa aérea modernos. Según Defense News, estas tecnologías amenazan las instalaciones estratégicas de Israel, como centrales eléctricas, puertos y bases militares.
A pesar de los avances, Irán ha utilizado hasta ahora solo un número limitado de estos misiles en ataques contra Israel. Según Reuters, el Khorramshahr-4 y el Silgel se han empleado en ataques recientes, pero en cantidades limitadas. Los analistas afirman que esto se debe a la limitada capacidad de producción y al deseo de Teherán de mantener reservas en caso de una escalada que involucre a Estados Unidos. Sin embargo, incluso unos pocos lanzamientos demuestran la creciente amenaza que representa la tecnología iraní.