En la noche del 18 de junio de 2025, Irán se encontró prácticamente aislado de la red global: se registró una interrupción masiva de internet en el país, que abarcó casi todo su territorio. Así lo informó la organización no gubernamental NetBlocks, especializada en la monitorización del acceso a internet, en un comentario para CNN. Según la organización, la conectividad de la red cayó a niveles críticamente bajos, lo que supuso la culminación de una serie de fallos parciales observados en los últimos días. La interrupción coincidió con una fuerte escalada del conflicto militar entre Irán e Israel, acompañada de intensos ataques con misiles y un aumento de la tensión en la región.
La escalada comenzó el 13 de junio, cuando Israel lanzó una serie de ataques aéreos contra instalaciones nucleares y militares iraníes, incluyendo los centros de Natanz y Tabriz. Según las autoridades iraníes, más de 400 personas, incluyendo civiles, murieron en los ataques. En respuesta, Irán lanzó ataques masivos con cohetes contra Israel, disparando unos 600 misiles y drones, algunos de los cuales penetraron las defensas aéreas israelíes. En medio de los combates, las autoridades iraníes, según Reuters, impusieron restricciones adicionales dentro del país, incluyendo límites a la compra de combustible. El ministro del Petróleo, Mohsen Paknejad, explicó en la televisión estatal que la medida tenía como objetivo prevenir la escasez, pero aseguró que el suministro a la población se mantendría estable. Sin embargo, los expertos temen que las restricciones puedan agravar la crisis económica, ya exacerbada por las sanciones y el gasto militar.
El bloqueo de internet, según los analistas, forma parte de la estrategia de los líderes iraníes para fortalecer el control sobre el espacio informativo. Según The Guardian, Teherán ya ha empleado medidas similares, en particular durante las protestas de 2019 y 2022, para limitar la coordinación de los manifestantes y la difusión de información incontrolada. En el conflicto actual, es probable que las autoridades busquen evitar la filtración de datos sobre pérdidas militares y daños a la infraestructura, así como reprimir posibles protestas causadas por el deterioro de las condiciones de vida. Según Al Jazeera, ya se han registrado protestas locales contra las acciones militares en Teherán e Isfahán, lo que agrava la inestabilidad interna.