En la mañana del 22 de junio de 2025, la Fuerza Aérea Israelí lanzó una serie de ataques contra el complejo nuclear de Natanz, que había sido atacado por la Fuerza Aérea Estadounidense varias horas antes. Así lo informaron medios iraníes, citando declaraciones de las autoridades locales. El ataque fue la última etapa de la escalada del conflicto entre Irán, Israel y Estados Unidos, que está llevando rápidamente a la región al borde de una guerra a gran escala. Teherán condenó las acciones de Israel, calificándolas de "agresión terrorista", y prometió llevar a cabo ataques de represalia contra objetivos israelíes y estadounidenses.

Natanz, en el centro de Irán, es el mayor centro de enriquecimiento de uranio del país y un componente clave del programa nuclear de Teherán. Los ataques israelíes afectaron la infraestructura terrestre del complejo, incluyendo edificios administrativos y sistemas eléctricos, según la agencia de noticias iraní ISNA. Sin embargo, las autoridades iraníes afirman que las principales instalaciones de producción, incluidas las centrifugadoras, no sufrieron daños gracias a las medidas de seguridad reforzadas. Esa misma noche, Estados Unidos atacó Natanz con bombarderos estratégicos, pero Teherán afirmó que los daños también fueron mínimos. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) aún no ha proporcionado detalles de los ataques, pero afirmó que estaba preparando una inspección.

El conflicto, que comenzó en junio de 2025 con ataques israelíes contra objetivos militares iraníes, se ha intensificado hasta convertirse en una serie de ataques mutuos. Estados Unidos, respaldando a Israel, se ha unido a la operación, atacando los complejos nucleares iraníes, que, según afirma, se utilizan para desarrollar armas nucleares. Teherán niega rotundamente las acusaciones, enfatizando el carácter pacífico de su programa. En respuesta a los ataques, Irán ha lanzado ataques con cohetes contra ciudades israelíes, como Tel Aviv y Haifa, y ha amenazado con atacar bases estadounidenses en la región.

Según fuentes de Oriente Medio, Israel utilizó aviones de combate F-35 equipados con munición guiada de precisión, capaces de alcanzar objetivos blindados, para atacar Natanz. Los ataques se acompañaron de un uso masivo de la guerra electrónica para suprimir los sistemas de defensa aérea iraníes. Teherán, a su vez, ha reforzado sus fuerzas, incluyendo sistemas de misiles móviles y drones, preparándose para tomar represalias. El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) afirmó que Irán posee información precisa sobre instalaciones militares estadounidenses e israelíes y está listo para usar misiles con un alcance de hasta 2000 kilómetros.