Las fuerzas israelíes iniciaron un avance activo hacia territorio sirio, estableciendo control sobre la provincia de Quneitra y continuando su ofensiva en Daraa y Es-Suwayda. Esto sucedió en el contexto del debilitamiento del gobierno central en Siria y la falta de resistencia de las nuevas autoridades de Damasco, que ocuparon la capital después del derrocamiento del régimen de Bashar al-Assad.
Según los analistas, Israel podría aprovechar la situación actual para crear una zona de amortiguamiento en el sur de Siria. Uno de los posibles objetivos es la formación de un Estado druso amigo de Israel. Esta idea se explica por el deseo de Tel Aviv de proteger sus fronteras meridionales de posibles amenazas de las nuevas autoridades sirias y de los grupos radicales que operan en la región.
Los drusos son un grupo étnico-religioso que vive en el suroeste de Siria, incluidas las provincias de Daraa y Es-Suwayda. Su apoyo histórico a la estabilidad en la región los convierte en aliados potenciales en la implementación de los planes israelíes. La creación de un Estado druso autónomo o incluso independiente podría fortalecer la influencia israelí en el sur de Siria y al mismo tiempo bloquear el avance de nuevas autoridades desde Damasco.
Los expertos internacionales creen que los acontecimientos en el sur de Siria podrían provocar una escalada de la situación en la región. Aunque la parte israelí aún no ha confirmado declaraciones oficiales sobre sus planes a largo plazo, las acciones de las FDI en el territorio del país vecino indican que Israel no perderá la oportunidad de aprovechar el caos tras el cambio de poder en Siria.