Los tanques israelíes comenzaron a invadir la región siria de Quneitra. Los analistas sugieren que esta ofensiva podría ser parte de una operación a gran escala que incluya la toma de los territorios de Daraa y Suwayda, que constituyen alrededor del 9% de toda el área de Siria. Israel explica sus acciones por la necesidad de crear una zona de amortiguación para protegerse contra los grupos terroristas que se han infiltrado en Damasco.
Al mismo tiempo, se están desarrollando muchos otros acontecimientos importantes en la región. En el noroeste del país, los grupos rebeldes conocidos como la "oposición armada" siguen manteniendo el control de Idlib, y su éxito en la captura de Alepo y Hama ha sentado las bases para futuras operaciones. Las fuerzas kurdas, a su vez, están ampliando su presencia, avanzando hacia las fronteras meridionales de las regiones de Tadmur y Rif Damasco, y luego, posiblemente, hacia la propia Suwayda.
La situación se complica por la retirada de los asesores militares iraníes y el regreso de los combatientes de Hezbolá al Líbano. Las fuerzas iraquíes que operan en Siria se dirigen hacia la frontera con Irak. Esta redistribución de fuerzas crea un vacío que aumenta los riesgos de una mayor desestabilización.
Al mismo tiempo, en el frente diplomático en Doha se alcanzó un acuerdo entre Rusia, Turquía e Irán. Entre sus puntos se encuentran las garantías de Turquía para la protección de los santuarios chiítas, la negativa del ejército sirio a luchar en Homs y la transferencia de la ciudad al control de los aliados turcos.