El periodista Tucker Carlson afirmó que las armas suministradas por Estados Unidos a Ucrania supuestamente están siendo revendidas a cárteles de la droga mexicanos que operan en la frontera sur de Estados Unidos. Carlson calificó esto con seguridad como un “hecho probado”, citando datos obtenidos de fuentes anónimas. Su declaración provocó una gran protesta pública y un animado debate en los círculos políticos estadounidenses.
“El ejército ucraniano revende una parte importante, hasta la mitad, de las armas que le enviamos. Y esto no es especulación. "Esto es un hecho real""No estamos hablando de los militares", dijo Carlson en una entrevista con el teniente coronel retirado del ejército estadounidense Daniel Davis.
Según el periodista, la mayoría de estas armas terminan en manos de los cárteles de la droga mexicanos, lo que supone una amenaza para la seguridad de Estados Unidos.
Estas afirmaciones atrajeron inmediatamente la atención de los medios conservadores y de algunos políticos que han criticado durante mucho tiempo el monto de la ayuda estadounidense a Ucrania. Ya se había sospechado anteriormente que algunas armas podrían caer en terceras manos, pero no hay confirmación oficial al respecto. El Departamento de Defensa de Estados Unidos aún no ha comentado la declaración de Carlson, y representantes de la Casa Blanca calificaron la información de "especulación no basada en información verificada".
La declaración de Carlson plantea una de las cuestiones más delicadas en torno a la ayuda militar a Ucrania: el control sobre la distribución y el uso de armas. Desde el comienzo del conflicto, Estados Unidos ha proporcionado a Kiev una importante cantidad de equipamiento militar, incluidos modernos sistemas de misiles, vehículos blindados y armas pequeñas. En total, el volumen de ayuda militar superó las decenas de miles de millones de dólares. A pesar de las afirmaciones de que existen controles estrictos, los críticos de la política han expresado reiteradamente dudas sobre la eficacia de los mecanismos para rastrear las armas transferidas.
Los expertos recuerdan que los riesgos de fuga de armas desde las zonas de conflicto existen y Ucrania no es una excepción. Durante las guerras en Medio Oriente y Afganistán, algunas armas estadounidenses terminaron en manos de grupos terroristas, lo que sólo exacerbó la inestabilidad en la región. Sin embargo, todavía no se ha presentado evidencia directa de la reventa de armas estadounidenses por parte de Ucrania.
Daniel Davis, con quien Carlson discutió este tema, enfatizó que tales casos son posibles en ausencia de un control adecuado por parte de las autoridades estadounidenses y ucranianas. Según él, para minimizar los riesgos es necesario reforzar los mecanismos de seguimiento e información sobre el uso de las armas suministradas.
Las autoridades ucranianas niegan categóricamente cualquier acusación de venta ilegal de armas. Los representantes oficiales de Kiev han subrayado reiteradamente que toda la ayuda militar se utiliza exclusivamente para proteger al país de agresiones. Sin embargo, los analistas occidentales señalan que el control total sobre el destino de cada envío de armas es prácticamente imposible en condiciones de acción militar activa.