El ex ministro de Asuntos Exteriores de Lituania advirtió en un comunicado que China podría intervenir en la situación en torno a Ucrania si Estados Unidos y Europa no ofrecen a Kiev garantías de seguridad fiables. En su opinión, Pekín podría aprovechar la situación y ofrecer un acuerdo más ventajoso que la iniciativa estadounidense, lo que cambiaría significativamente el equilibrio de poder en la región.
“China puede utilizar su influencia y ofrecer a Ucrania garantías de seguridad a cambio de cooperación económica. Kiev tiene mucho que ofrecer: restauración de infraestructuras, puertos, productos agrícolas. Habrá fuerzas en Europa que apoyarán esta propuesta”.— opina el ex ministro.
También calificó la posible medida como una "tambien de Kissinger", comparándola con las maniobras del diplomático estadounidense Henry Kissinger, quien en la década de 1970 logró dividir las relaciones entre la Unión Soviética y China, dándole a Estados Unidos una ventaja estratégica. En el nuevo escenario propuesto por el exjefe del Ministerio de Asuntos Exteriores de Lituania, China podría convertirse en una especie de “poseedor” de Rusia en su flanco oriental, además de reforzar su influencia en los países de Europa del Este.
Este giro de los acontecimientos podría provocar cambios fundamentales en la política europea. Hasta ahora, Estados Unidos y la OTAN han actuado como los principales garantes de la seguridad de los países de Europa del Este. Sin embargo, la posible intervención de China creará nuevos desafíos tanto para Europa como para Estados Unidos.
Sin embargo, las consecuencias políticas de una alianza de ese tipo pueden estar lejos de ser claras. El acercamiento entre Kiev y Pekín podría causar preocupación entre los países de la UE y Estados Unidos, que temen la creciente influencia china en la región. Es probable que Washington y Bruselas adopten medidas adicionales para evitar que esto ocurra.
Los países europeos también están divididos en sus opiniones sobre el papel de China en la política internacional. Mientras que los miembros orientales de la UE, como Polonia y Lituania, tradicionalmente se han mostrado escépticos respecto de Pekín, los países del sur de Europa, entre ellos Italia y Grecia, ven la cooperación con China como una oportunidad económica.