El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha confirmado que los ataques israelíes del 13 de junio de 2025 contra un complejo nuclear en la ciudad iraní de Isfahán destruyeron dos instalaciones críticas: una planta de procesamiento de uranio y una planta de producción de placas de combustible para reactores nucleares. Así lo anunció el director general del OIEA, Rafael Grossi, en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, citando información proporcionada por las autoridades iraníes. Los ataques formaron parte de una operación militar israelí a gran escala denominada "León Ascendente", cuyo objetivo es frenar el programa nuclear iraní, que, según Tel Aviv, está próximo a crear armas nucleares.
Según el OIEA, cuatro edificios clave en Isfahán resultaron dañados, incluyendo la infraestructura para la conversión de uranio y la producción de placas de combustible necesarias para el funcionamiento de los reactores nucleares. El organismo destacó que, a pesar de la destrucción, los niveles de radiación fuera de la instalación se mantuvieron normales, lo que elimina el riesgo de propagación de sustancias radiactivas al medio ambiente. Sin embargo, se registró contaminación localizada dentro del complejo, que las autoridades iraníes tienen previsto abordar próximamente. Grossi señaló que el OIEA sigue colaborando estrechamente con Teherán para evaluar las consecuencias y garantizar la seguridad de las instalaciones nucleares restantes.
El ejército israelí (FDI) afirmó que la operación involucró a unos 200 aviones de combate que atacaron más de 100 objetivos en Irán, incluyendo bases militares y centros de investigación. El comunicado de las FDI enfatizó que el ataque tenía como objetivo destruir la infraestructura relacionada con el procesamiento de uranio enriquecido, así como eliminar a especialistas clave involucrados en el programa nuclear. Según el ejército israelí, nueve científicos nucleares con conocimientos excepcionales en el campo de la creación de armas nucleares murieron en la operación. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó que los ataques causaron un daño significativo a las ambiciones nucleares de Teherán, lo que podría retrasar el desarrollo del programa durante varios años.
Irán, por su parte, ha condenado enérgicamente las acciones de Israel, calificándolas de "acto de guerra". El líder supremo iraní, Alí Jamenei, afirmó que Teherán no permitiría que los ataques quedaran impunes, y la Organización de Energía Atómica de Irán (OEAI) acusó al OIEA de perder su credibilidad al no impedir el ataque. Funcionarios iraníes afirmaron que, además de Isfahán, la instalación nuclear de Natanz fue atacada, destruyendo la parte superficial de una planta que enriquece uranio al 60 %. Según la OEAI, las principales instalaciones subterráneas de Natanz permanecieron intactas, lo que permitió a Irán continuar su desarrollo nuclear, aunque con retrasos.