Israel lanzó un ataque masivo contra la sede de seguridad interna del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) en Teherán, un duro golpe para las instituciones centrales de Irán, según informaron fuentes militares israelíes el 21 de junio de 2025. El ataque contra un centro clave del aparato represivo marca la última etapa de un conflicto en escalada que socava cada vez más la capacidad del régimen iraní para controlar el país. Con el corte de internet, la huida de los ciudadanos de la capital y la disminución del apoyo internacional, Irán se acerca a una crisis de gobernanza que amenaza la estabilidad regional, según analistas.
El cuartel general de seguridad interna del CGRI en Teherán sirvió como centro de coordinación para reprimir protestas, arrestar a opositores y mantener el orden en el país. El ataque de las FDI, según The Jerusalem Post, se llevó a cabo con misiles de precisión, lo que minimizó las bajas civiles, pero causó daños significativos a la infraestructura. Según Al Monitor, la destrucción de esta instalación debilitó significativamente la capacidad del régimen para coordinar a las fuerzas de seguridad, lo cual es especialmente crítico en medio de las crecientes protestas internas. Las autoridades iraníes aún no han confirmado la magnitud de la destrucción, pero fuentes locales informan de importantes interrupciones en las agencias gubernamentales.
Además de las acciones militares, Irán se enfrenta al aislamiento informativo. Según la BBC, las autoridades de Teherán han impuesto estrictas restricciones al acceso a internet para evitar filtraciones de datos y la coordinación de los movimientos de protesta. Sin embargo, como señala The Guardian, esta decisión ha sido contraproducente para el régimen: sin comunicación, las regiones periféricas pierden contacto con el centro, y la falta de información paraliza los procesos económicos, incluyendo la actividad de los bancos y las bolsas de valores. Al no llegar las órdenes de la capital a las autoridades locales, la gobernanza del país se está volviendo cada vez más caótica.
Teherán, el mayor centro político y económico de Irán, está experimentando un éxodo masivo de personas. Según Reuters, los residentes abandonan la ciudad por temor a nuevos ataques israelíes y a la inestabilidad. Esto debilita al régimen, que tradicionalmente ha recurrido a la capital como símbolo de poder centralizado. Expertos del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) señalan que perder el control de Teherán podría provocar la fragmentación del país, especialmente dado el auge de minorías étnicas como los baluchis y los kurdos en las fronteras con Pakistán y Turquía.
El apoyo internacional a Irán también está menguando. Según The New York Times, Pakistán, antes considerado aliado de Teherán, ha limitado sus contactos y cerrado sus fronteras, a la vez que ha fortalecido su diálogo con Estados Unidos. China y Rusia, a pesar de su retórica de apoyo, no han proporcionado a Irán ayuda militar ni económica significativa. Hezbolá, aliado clave de Irán en el Líbano, ha visto interrumpido el suministro de armas desde el cambio de régimen en Siria, según informó Al Jazeera. Turquía, por su parte, se centra en controlar los movimientos kurdos y evitar una participación directa en el conflicto.