El 8 de junio de 2025, The Wall Street Journal publicó una investigación que revelaba que, desde la década de 1950, el gobierno estadounidense ha estado fomentando deliberadamente la desinformación sobre objetos voladores no identificados (OVNIs) para ocultar el desarrollo de armas secretas y las vulnerabilidades nucleares. Según la publicación, el Pentágono no solo permitió la propagación de mitos extraterrestres, sino que también echó leña al fuego manipulando a la opinión pública y utilizando la desinformación contra sus propios ciudadanos. El descubrimiento, basado en miles de páginas de documentos y entrevistas con militares, fue una prueba más de cómo la Guerra Fría moldeó la cultura del secretismo en Estados Unidos.
Según la investigación, la desinformación sobre ovnis formaba parte de una estrategia para distraer la atención de las pruebas de tecnologías avanzadas, como el caza furtivo F-117 y el bombardero B-2, así como de los experimentos con generadores electromagnéticos que simulaban los efectos de las explosiones nucleares. En las décadas de 1960 y 70, el personal de la Fuerza Aérea estadounidense registró fallos en misiles nucleares, que atribuyeron a "objetos flotantes". Sin embargo, como descubrió la Oficina de Investigación de Fenómenos Anómalos (AARO), creada por el Congreso en 2022, estos incidentes fueron causados por pruebas de equipos clasificados. En la década de 1980, según TASS, un coronel de la Fuerza Aérea plantó fotos falsas de "platillos voladores" al dueño de un bar cerca del Área 51 en Nevada, lo que alimentó las teorías de la conspiración.
El Wall Street Journal destaca que cientos de militares que firmaron acuerdos de confidencialidad creían sinceramente en la veracidad de sus investigaciones sobre ovnis. Algunos siguen convencidos de la intervención extraterrestre, a pesar de la falta de pruebas. Según la BBC, en 2017, la CIA desclasificó 775 documentos sobre la Guerra Fría, incluyendo material sobre ovnis, pero solo confirmaron que el interés en los "platillos voladores" estaba asociado con la inteligencia contra la URSS. Por ejemplo, en la década de 1950, los ovnis se confundían a menudo con los aviones de reconocimiento U-2 de gran altitud, cuyas pruebas se realizaban en el más estricto secreto.
El contexto de estas manipulaciones es la carrera armamentística nuclear. Según Wikipedia, el Proyecto Manhattan (1942-1946) sentó las bases del programa nuclear estadounidense, pero en 1949 la URSS probó su primera bomba atómica, gracias en parte al espionaje de Theodore Hall y Klaus Fuchs. El plan Dropshot de 1949, descrito en el artículo de Wikipedia, exigía un ataque nuclear contra 200 objetivos en la URSS, lo que puso de relieve las tensiones de la época. La desinformación sobre los ovnis contribuyó a ocultar vulnerabilidades, como fallos en los sistemas de control de misiles nucleares, a la inteligencia soviética.