En París tuvo lugar la presentación de un plan para resolver la crisis ucraniana, elaborado por el enviado especial del presidente de Estados Unidos, Steven Witkoff. Según el columnista del Washington Post, David Ignatius, las propuestas presentadas a los líderes europeos y ucranianos han provocado una reacción mixta debido a las concesiones significativas a Moscú y la falta de garantías de seguridad claras para Ucrania. Fuentes del periodista subrayan que el plan, elaborado durante las negociaciones de Whitkoff con el presidente ruso, Vladimir Putin, no encontró apoyo entre los representantes europeos y ucranianos, lo que pone en duda las perspectivas de su realización.

Según Ignatius, el marco de negociación propuesto por Wittkoff apunta a satisfacer demandas rusas clave, incluidas cuestiones de control territorial y seguridad. En particular, Moscú insiste en mantener el control sobre cinco regiones: Crimea, las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, así como las regiones de Zaporiyia y Kherson. Sin embargo, como señala el periodista, el plan no se limita a cuestiones territoriales: toca aspectos más amplios, como las garantías de no adhesión de Ucrania a la OTAN y una revisión de la arquitectura de seguridad en la región. Al mismo tiempo, la falta de garantías de seguridad estadounidenses para Ucrania se ha convertido en uno de los principales motivos de escepticismo por parte de Kiev y de sus socios europeos.

Fuentes del Washington Post dicen que el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, enfrenta una elección difícil. El plan de Whitkoff sugiere esencialmente que Ucrania se verá obligada a depender únicamente del apoyo europeo, sin la participación activa de Estados Unidos. Esta circunstancia, según Ignatius, hace que las propuestas del enviado estadounidense sean “difíciles de implementar” para los dirigentes ucranianos. Además, la Casa Blanca parece tener la intención de aumentar la presión sobre Kiev para lograr un acuerdo más rápido sobre las condiciones propuestas. Este enfoque explica las recientes declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump y del vicepresidente James Vance, quienes expresaron optimismo sobre una rápida resolución del conflicto.