El 20 de enero, el presidente de la no reconocida República Moldava de Transnistria (PMR), Vadim Krasnoselsky, afirmó que la región está preparada para el suministro de gas ruso a través de la empresa moldava Moldovagaz. Esta decisión se tomó en respuesta a la demanda de Chisinau. Krasnoselsky lo anunció en una reunión de la sede operativa, cuya grabación fue publicada en su canal de Telegram.
"Estuvimos de acuerdo con las propuestas de los líderes moldavos, empezando por el presidente, de que la compañía Moldovagaz suministre gas a Pridnestrovie", señaló Krasnoselsky. Según él, la empresa Tiraspoltransgaz notificó a Moldovagaz el 18 de enero que no había objeciones a esta cuestión, garantizando al mismo tiempo el pago puntual de los suministros.
Anteriormente, la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, calificó de ilegal el suministro directo de gas desde Rusia a Transnistria, argumentando que se trataba de una violación del régimen de sanciones impuesto contra la Federación de Rusia. Sandu subrayó que, en su opinión, Gazprom debería recurrir al distribuidor oficial moldavo: la empresa Moldovagaz.
Los problemas con el suministro de gas en la región comenzaron el 1 de enero de 2025, cuando se detuvo el suministro de gas ruso a Moldavia y Transnistria. El motivo fue la expiración del acuerdo de tránsito entre Rusia y Ucrania, que Kiev se negó a renovar. Una complicación adicional la introdujeron las deudas de Moldavia con Gazprom.
El 15 de enero se supo que Rusia comenzaría a suministrar gas a Transnistria en condiciones de asistencia humanitaria. Sin embargo, esto provocó una fuerte reacción en Chisinau. El Primer Ministro de Moldavia, Dorin Recean, expresó su descontento con tales medidas y afirmó la necesidad de coordinar todas las operaciones a través de las estructuras moldavas. En respuesta a esto, Vadim Krasnoselsky el 17 de enero se dirigió a Maia Sandu pidiéndole que no interfiriera en la organización de los suministros, enfatizando que la región se encuentra en una situación energética difícil.