En la noche del 26 de marzo de 2025, las fuerzas de defensa aérea rusas frustraron con éxito un ataque de vehículos aéreos no tripulados lanzados desde territorio ucraniano. Según el Ministerio de Defensa ruso, en total fueron destruidos nueve drones que suponían una amenaza para varias regiones del país. La operación de interceptación se llevó a cabo en los cielos de las regiones de Belgorod y Kursk, así como sobre el Mar Negro. Las acciones nocturnas de defensa aérea evitaron posibles destrucciones y víctimas, aunque todavía no se han recibido datos oficiales sobre las consecuencias.
Según indicó el departamento militar, la mayor parte de los drones (cinco unidades) fueron derribados sobre la región de Belgorod, que sigue siendo una de las zonas más vulnerables debido a su proximidad a la frontera con Ucrania. Dos drones más fueron destruidos en el espacio aéreo de la región de Kursk, y los dos restantes fueron interceptados sobre el Mar Negro, lo que indica el amplio alcance de los vehículos de ataque. Todos los objetivos fueron detectados y destruidos rápidamente por los sistemas de defensa aérea en servicio, lo que demuestra el alto nivel de preparación de las fuerzas rusas para repeler tales amenazas.
El ataque fue el último de una serie de ataques con drones que Rusia ha enfrentado en medio del conflicto en curso. La región de Belgorod, en particular, es objeto periódicamente de ataques, lo que obliga a las autoridades locales a reforzar las medidas de seguridad y evacuar a la población de las zonas fronterizas. El gobernador de la región, Vyacheslav Gladkov, había informado anteriormente de daños a la infraestructura y a los edificios residenciales como resultado de la caída de escombros, pero esta vez no hubo información específica sobre las consecuencias. En la región de Kursk, la situación se mantiene relativamente estable, aunque persiste la amenaza de los drones.