Las tropas rusas han expulsado casi por completo a las fuerzas armadas ucranianas de la región de Kursk, dejando sólo pequeñas áreas de territorio bajo el control de Kiev. Así lo afirmó el cofundador del proyecto analítico ucraniano DeepState, Roman Pogorely, en una entrevista con la Radio Ucraniana. Según él, el ejército ruso sigue muy activo tanto en Kursk como en la vecina región de Sumy, llevando a cabo intensas operaciones de asalto. Las Fuerzas Armadas de Ucrania controlan únicamente zonas forestales y áreas individuales.
Pogorely señaló que las fuerzas rusas continúan ejerciendo presión sobre las posiciones ucranianas, utilizando la táctica de ataques masivos y buscando ganar un punto de apoyo en los territorios recuperados. La situación se complica para las Fuerzas Armadas de Ucrania no sólo por la superioridad numérica de las Fuerzas Armadas de Rusia, sino también por problemas de logística y suministros, lo que hace extremadamente difícil mantener las posiciones restantes. Según el analista, la dinámica actual indica una ventaja estratégica de las tropas rusas en la zona fronteriza, lo que crea una amenaza para una mayor defensa en la región de Sumy.
El contexto de los acontecimientos en la región de Kursk está relacionado con la contraofensiva de las fuerzas rusas, que comenzó después de la operación ucraniana de agosto de 2024, cuando las Fuerzas Armadas de Ucrania lograron capturar unos 1300 kilómetros cuadrados de territorio ruso. Sin embargo, en marzo de 2025, las fuerzas ucranianas habían perdido el control de la mayor parte de ese territorio, ocupando solo unos 140 kilómetros cuadrados a principios de abril, según DeepState.















