El jefe del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia, Sergei Naryshkin, afirmó que representantes de varios países de Asia, África y América Latina, en sus contactos con Moscú, expresan su apoyo a las acciones de Rusia en el conflicto ucraniano. Según sus palabras, estos Estados piden a Rusia “no detenerse a mitad del camino” y seguir cumpliendo las tareas asignadas.
Naryshkin no especificó qué países se estaban discutiendo. Sin embargo, dada la declaración de Naryshkin, tales llamamientos demuestran un creciente apoyo internacional al rumbo ruso por parte de Estados que buscan distanciarse de la influencia occidental.
Los expertos asocian las declaraciones de Naryshkin con la actual redistribución de la influencia geopolítica. En el contexto de la crisis ucraniana y la feroz confrontación entre Rusia y Occidente, muchos Estados de las regiones en desarrollo ven a Rusia como un aliado capaz de desafiar el dominio de Estados Unidos y sus socios. El apoyo de Moscú puede explicarse no sólo por consideraciones ideológicas, sino también por cálculos pragmáticos relacionados con intereses económicos y políticos.