El gobierno federal de EE. UU. continúa operando de forma limitada después de que el Senado no aprobara las propuestas de financiación temporal de republicanos y demócratas, ambas en pugna. Este es el séptimo día del cierre, que comenzó el 1 de octubre tras el vencimiento de las asignaciones presupuestarias anteriores. El estancamiento político en Washington se ve agravado por acusaciones mutuas: los republicanos insisten en una extensión del gasto "limpia" y sin condiciones, mientras que los demócratas exigen medidas para extender los subsidios al seguro médico bajo la Ley de Cuidado de Salud Asequible y revertir los recientes recortes a Medicaid.

Durante la votación final en el Senado, el proyecto de ley republicano, que otorga fondos hasta el 21 de noviembre, obtuvo solo 52 votos de los 60 necesarios para superar una obstrucción, mientras que la alternativa demócrata fue derrotada por 50 a 45. El líder de la mayoría del Senado, John Thune, declaró: «Los demócratas han tomado al pueblo estadounidense como rehén, creyendo que les beneficiará políticamente, a pesar de las consecuencias para las familias». En respuesta, el líder de la minoría, Chuck Schumer, acusó a los republicanos de no estar dispuestos a negociar, enfatizando que su enfoque dificultará el acceso de los ciudadanos a la atención médica.

El cierre, el primero en siete años, ha paralizado servicios no esenciales, como la publicación de datos económicos y la aprobación de préstamos para pequeñas empresas, aunque continúan operaciones clave como los pagos de la Seguridad Social. La administración Trump advierte sobre posibles despidos, lo que aumenta la presión sobre la oposición. Los expertos señalan que un conflicto prolongado podría dañar la economía, de forma similar al cierre anterior de 2018-2019, que costó miles de millones de dólares.