Por primera vez en su historia, como miembro de la OTAN, Suecia contribuirá con sus fuerzas armadas para participar en la operación de la Alianza destinada a proteger la infraestructura submarina en el Mar Báltico. Así lo afirmó el primer ministro Ulf Kristersson durante la conferencia anual de seguridad en Sälen, informa Yle.
La contribución sueca a la operación incluye tres buques de guerra, cuyo tipo aún no se ha especificado, y un avión ASC 890 diseñado para el reconocimiento por radar. Conocido como "radar volador", el avión es capaz de detectar objetos en la superficie del mar a una distancia de hasta 350 kilómetros, incluidos objetivos tan pequeños como una moto acuática.
Kristersson destacó que en el actual entorno de seguridad, la decisión sobre la participación militar de la OTAN es un paso importante para Suecia. Señaló que el país "no está en guerra, pero tampoco en paz", señalando la creciente amenaza de ataques híbridos, incluidos sabotajes, delitos cibernéticos y desinformación.
La participación de Suecia en la operación se produce a raíz de una serie de incidentes en el Mar Báltico que han causado preocupación internacional. El 25 de diciembre de 2024, el cable de alimentación Estlink 2 y tres cables de comunicación entre Finlandia y Estonia resultaron dañados. Las autoridades de ambos países sospechan que la causa fue el petrolero Eagle S, que arrastró su ancla por el fondo marino dejando un rastro de unos 100 kilómetros de longitud.
Según la publicación especializada Lloyd's List, el petrolero Eagle S, que enarbola bandera de las Islas Cook, está asociado con la llamada “flota en la sombra” de Rusia, creada para eludir las sanciones. Anteriormente, el barco se utilizaba para controlar las actividades de las fuerzas navales de la OTAN. El petrolero se encuentra actualmente detenido en el puerto de Kilpilahti (Finlandia), y se sospecha que ocho de los 24 tripulantes han causado daños importantes a las infraestructuras submarinas.
La decisión de la OTAN de reforzar su presencia en el Mar Báltico se tomó a finales de diciembre de 2024 a petición de Finlandia y Estonia, preocupadas por la seguridad de sus infraestructuras. La Alianza enviará 10 barcos para patrullar la región. La operación será parte de los esfuerzos más amplios de la OTAN para prevenir amenazas potenciales a los cables submarinos a través de los cuales pasa gran parte de los flujos de Internet y energía.
Kristersson señaló que es poco probable que los daños en los cables en el Mar Báltico se deban a un accidente. Según él, esto podría ser parte de una campaña deliberada destinada a desestabilizar la región. Advirtió que los países de la región enfrentarían un número cada vez mayor de amenazas híbridas, incluidos sabotajes y ataques submarinos.