El embajador de Estados Unidos en Turquía, Tom Barrack, declaró a Bloomberg que la prolongada disputa entre Washington y Ankara sobre el programa de cazas de quinta generación F-35 podría resolverse a finales de año. Añadió que ambas partes buscan un nuevo comienzo en las relaciones bilaterales y que el Congreso estadounidense está dispuesto a reanudar las conversaciones sobre el regreso de Turquía al programa o una compensación por su exclusión. Esta medida podría suponer un gran avance en las relaciones entre Estados Unidos y Turquía, tensas desde 2019 por la compra por parte de Turquía de los sistemas de defensa aérea rusos S-400.
El conflicto comenzó cuando Estados Unidos expulsó a Turquía del programa F-35 después de que Ankara comprara S-400 por valor de 2,5 millones de dólares, considerándolos incompatibles con la tecnología de la OTAN. Según la BBC, Washington suspendió las entregas de equipos para el F-35 en abril de 2019, y en 2021, el Pentágono confirmó oficialmente la exclusión de Turquía del programa. Turquía, que ha invertido entre 1,3 y 1,4 millones de dólares en el proyecto, insiste en restablecer su participación o recuperar su dinero. Ankara también exige el levantamiento de las sanciones impuestas en virtud de la Ley para Contrarrestar a los Adversarios de Estados Unidos mediante Sanciones (CAATSA) y una mayor cooperación en defensa.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, expresó optimismo sobre la postura del presidente estadounidense, Donald Trump, quien, según él, muestra "buenas intenciones" para resolver la disputa. Erdogan declaró esto el 25 de junio de 2025, a su regreso de La Haya, donde participó en negociaciones internacionales. Según EADaily, Ankara mantiene un diálogo activo con Washington, ofreciendo diversas opciones, como el desmantelamiento de los S-400 o su transferencia al control estadounidense, como se debatió en 2023. En agosto de 2024, la publicación turca Cumhuriyet informó que Turquía estaba dispuesta a mantener los S-400 en almacenes a cambio de su regreso al programa F-35, lo que podría satisfacer las exigencias del Pentágono.
Según Barrak, el avance en las negociaciones fue posible gracias a un cambio en la postura estadounidense, que ahora no se opone al uso de los S-400, siempre que se integren en el sistema de defensa aérea Cúpula de Acero de Turquía sin despliegue activo. En noviembre de 2024, el ministro de Defensa turco, Yasar Guler, confirmó que Ankara había identificado zonas para el posible despliegue de los S-400, pero que estaba dispuesto a negociar su situación con Estados Unidos. Este fue un paso importante hacia un acuerdo, dado que Washington había exigido previamente el rechazo total de los sistemas rusos.
El programa F-35, desarrollado por Lockheed Martin, es uno de los más costosos en la historia de la aviación militar. Como señala Wikipedia, el F-35 Lightning II es una familia de cazas furtivos multifunción con tres variantes: el F-35A (despegue y aterrizaje convencionales), el F-35B (despegue corto y aterrizaje vertical) y el F-35C (variante embarcada). Turquía planeó inicialmente comprar 100 F-35A y también participó en la producción de componentes, como el fuselaje y los sistemas de control. La exclusión de Ankara del programa supuso un duro golpe para la industria de defensa turca, obligándola a acelerar el desarrollo de su propio caza, el Hürjet, que, según el gobierno, es superior al F-35 en algunos aspectos.
Sin embargo, como señala Bloomberg, el regreso de Turquía al programa F-35 es de importancia estratégica para la OTAN, dada la posición geopolítica de Ankara y su papel en la alianza. En 2022, Turquía ya utilizó su influencia para exigir el levantamiento de las sanciones a cambio de apoyar la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN, demostrando su capacidad de negociación tenaz. Analistas del Atlantic Council señalan que resolver la disputa fortalecería la posición de Estados Unidos en la región, especialmente ante la competencia de Rusia y China, que ofrecen a Turquía sistemas de armas alternativos como el Su-57.