El ejército estadounidense ha llevado a cabo una operación selectiva en Yemen, atacando el puerto de combustible de Ras Isa, una fuente clave de financiación para los rebeldes hutíes respaldados por Irán. Así lo anunció el Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) en un comunicado oficial publicado el 17 de abril de 2025. Según el ejército estadounidense, el objetivo del ataque era destruir la infraestructura económica que proporciona a los hutíes los medios para librar la guerra y desestabilizar la región. El ataque fue planeado de tal manera que se minimizara el daño a los civiles yemeníes.
Como señaló el CENTCOM, el puerto de Ras Isa ha servido a los hutíes durante más de una década no sólo como fuente de combustible para operaciones militares, sino también como canal para obtener ingresos ilegales que sirvieron para apoyar sus actividades terroristas. La destrucción de las instalaciones marca un cambio en la estrategia estadounidense, que pasa de interceptar misiles y drones hutíes a una acción más agresiva destinada a socavar su base financiera. El comunicado destacó que la operación tiene como objetivo debilitar a largo plazo la posición del grupo, que utiliza el combustible como herramienta de control de la población y fuente de ganancias provenientes del comercio ilegal.
Ras Isa, ubicada en la costa oeste de Yemen, en la provincia de Hodeidah, juega un papel importante en la economía de las áreas controladas por los hutíes. El puerto suministra hasta el 80% de las importaciones de combustible a las regiones bajo el control del grupo, y los ingresos de su operación alimentan directamente las campañas militares de los hutíes. El ataque a las instalaciones fue parte de una campaña estadounidense más amplia lanzada el 15 de marzo de 2025, tras el colapso del alto el fuego en Gaza y la reanudación de los ataques hutíes a los barcos comerciales en el Mar Rojo.
Según Reuters, la operación estuvo acompañada de incendios a gran escala en el puerto, lo que confirman las imágenes publicadas por los medios árabes. Los hutíes, por su parte, dijeron que llevaron a cabo cuatro ataques aéreos en Ras Isa, calificándolos de ataque a una infraestructura vital que sirve a más de 25 millones de yemeníes. El grupo acusó a Estados Unidos de dañar a civiles, aunque el CENTCOM insiste en que el ataque estaba dirigido únicamente a los recursos militares y económicos de los hutíes.
El ataque marcó la primera vez que Estados Unidos reconoció públicamente un ataque a un puerto de combustible, lo que los expertos ven como una escalada del conflicto. Según el analista yemení Mohammed al-Bashi, citado por USNI News, las acciones estadounidenses, incluidas las recientes sanciones contra el Banco Internacional de Yemen (IBY), indican una intención no sólo de destruir los activos militares de los hutíes sino también de cortar sus flujos financieros. La experta Nadwa Dawsari señaló en un comentario en las redes sociales que el combustible es la columna vertebral de la economía de guerra de los hutíes, ya que proporciona transporte, contrabando y mercado negro, lo que convierte a Ras Isa en un objetivo estratégico.
El contexto de la operación está relacionado con los actuales ataques de los hutíes contra el transporte marítimo internacional en el Mar Rojo, que comenzaron en 2023 en solidaridad con los palestinos en Gaza. Desde octubre de 2023, los hutíes han llevado a cabo más de 100 ataques, hundiendo dos barcos y obligando a que el 70% del transporte marítimo comercial se desvíe a través del Cabo de Buena Esperanza, lo que aumenta significativamente los costos de las compañías navieras, según CNN. En respuesta, Estados Unidos y sus aliados han incrementado su presencia militar en la región, desplegando los grupos de portaaviones Harry S. Truman y Carl Vinson y bombarderos B-2 desde una base en Diego García.
Desde marzo de 2025, la operación estadounidense contra los hutíes le ha costado al Pentágono 200 millones de dólares solo en municiones, pero el impacto de los ataques sigue siendo limitado, informa The New York Times. Los hutíes, conocidos por su resistencia a la presión externa, continúan fortaleciendo sus arsenales subterráneos y conservan la capacidad de atacar barcos y lanzar misiles hacia Israel. Esto confirma la declaración del líder Houthi Abdulmalik al-Houthi, quien el 17 de abril dijo que los ataques estadounidenses no habían logrado detener su bloqueo del Mar Rojo.