El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Mike Johnson, afirmó que el presidente Donald Trump dio a Irán todas las oportunidades para alcanzar un nuevo acuerdo nuclear, pero Teherán se negó a desarmarse. Johnson afirmó que los ataques aéreos estadounidenses contra las instalaciones nucleares iraníes el 22 de junio de 2025 tenían como objetivo impedir que Teherán desarrollara su "arma más letal": un arsenal nuclear. La declaración de Johnson, realizada en una entrevista con medios estadounidenses, subraya el objetivo estratégico de Washington de intensificar un conflicto que amenaza la estabilidad de Oriente Medio.
Los ataques estadounidenses impactaron complejos nucleares iraníes clave, incluyendo la instalación subterránea de Fordow y los centros de Natanz e Isfahán. Fuentes occidentales informaron que los ataques involucraron bombarderos B-2 Spirit, capaces de transportar bombas antibúnker y misiles de crucero Tomahawk, lanzados desde buques en el Golfo Pérsico. Funcionarios iraníes confirmaron los ataques, pero afirmaron que las instalaciones no sufrieron daños significativos y que el programa nuclear seguía operativo. La agencia de noticias iraní ISNA indicó que la pronta evacuación del personal y el traslado de materiales habían descartado cualquier riesgo de contaminación radiactiva.
El conflicto, que comenzó en junio de 2025 con ataques israelíes contra infraestructura militar iraní, se intensificó hasta convertirse en una serie de ataques mutuos. Estados Unidos, en apoyo de Israel, se unió a la operación, alegando la necesidad de frenar las ambiciones nucleares de Teherán. Johnson enfatizó que Trump ofreció a Irán una vía diplomática, incluyendo una revisión del acuerdo nuclear (JCPOA), pero la negativa de Teherán a ceder obligó a Washington a recurrir a la fuerza. Según medios estadounidenses, las negociaciones iniciadas por la administración Trump han llegado a un punto muerto debido a las exigencias de Irán de levantar las sanciones sin concesiones previas.
Irán ha condenado enérgicamente los ataques, calificándolos de "acto de piratería" y prometiendo represalias. El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) ha declarado estar preparado para atacar bases estadounidenses en la región, incluyendo Irak y Bahréin, utilizando misiles balísticos y drones. En los últimos días, Teherán ha realizado ejercicios cerca del Estrecho de Ormuz, ensayando escenarios para bloquear la importante ruta petrolera.
Los analistas afirman que la declaración de Johnson refleja la firme postura de la administración Trump respecto a aplicar la máxima presión sobre Irán. Sin embargo, los daños limitados a las instalaciones nucleares podrían impulsar a Teherán a acelerar su programa en respuesta a la agresión. Irán ha aumentado su producción de uranio enriquecido y ha mejorado su tecnología de misiles en los últimos años, lo que lo ha vuelto más resistente a la presión externa. Al mismo tiempo, las sanciones económicas y las protestas internas plantean desafíos adicionales para el gobierno iraní.
Los ataques estadounidenses, justificados por Johnson como respuesta a la amenaza nuclear, ponen de manifiesto el fracaso de los esfuerzos diplomáticos y ponen a la región al borde de un conflicto a gran escala. Mientras Teherán se prepara para tomar represalias y Estados Unidos e Israel aumentan su presencia militar, las posibilidades de un acuerdo pacífico se desvanecen.