El 25 de junio de 2025, Reuters informó que el gobierno estadounidense desconocía la verdadera magnitud de los daños causados a las instalaciones nucleares iraníes por los ataques israelíes y estadounidenses. Según fuentes cercanas a la inteligencia estadounidense, los ataques perpetrados el 22 de junio como parte de la Operación Martillo de Medianoche no destruyeron por completo componentes clave del programa nuclear iraní, sino que solo ralentizaron su desarrollo durante varios meses. Esto contradijo las declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump, quien afirmó que las instalaciones de Fordow, Natanz e Isfahán quedaron "completamente destruidas".
El conflicto comenzó el 13 de junio, cuando Israel lanzó una serie de ataques contra instalaciones nucleares y militares iraníes, incluyendo Natanz, donde fue destruida una instalación de enriquecimiento de uranio en superficie. Estados Unidos se unió a la campaña el 22 de junio, utilizando siete bombarderos B-2 para lanzar 14 bombas antibúnkeres GBU-57 sobre Fordow y 30 misiles de crucero Tomahawk sobre Natanz e Isfahán. Las imágenes satelitales de Maxar Technologies muestran cráteres y daños en la infraestructura en superficie de Fordow, pero las centrifugadoras subterráneas parecen haber sobrevivido. Funcionarios iraníes afirmaron que las instalaciones fueron evacuadas con antelación y que no se detectaron emisiones de radiación, hallazgo confirmado por el OIEA.
Según la CNN, la inteligencia estadounidense (DIA y CENTCOM) estima que Irán ha conservado reservas de uranio enriquecido al 60% y las ha trasladado a sitios secretos diseñados para protegerse de ataques. Esto lo confirma The New York Times, citando a funcionarios israelíes que afirman que Irán continúa enriqueciendo uranio en sitios pequeños y ocultos. El experto en política nuclear David Albright declaró a Nature que evaluar los daños en sitios subterráneos como Fordow requiere información privilegiada que aún no está disponible.