La administración estadounidense ha propuesto que Irán entregue sus reservas de uranio altamente enriquecido a un tercer país, presumiblemente Rusia, como parte de los esfuerzos para evitar una escalada del conflicto por el programa nuclear de Teherán. Así lo informó el periódico The Guardian, citando los resultados de las negociaciones celebradas el 12 de abril de 2025 en Mascate, la capital de Omán. La iniciativa de Washington pretende reducir el potencial nuclear de Irán, que, según estimaciones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), ha acumulado suficiente uranio enriquecido al 60% para crear varias armas nucleares. Sin embargo, Irán se opone categóricamente a la retirada de las reservas e insiste en almacenarlas dentro del país bajo la supervisión del OIEA como garantía en caso de una posible retirada de Estados Unidos de un futuro acuerdo.
Las conversaciones en Mascate fueron el primer intento de reanudar el diálogo sobre el acuerdo nuclear desde el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. La delegación estadounidense estuvo encabezada por el enviado especial para Oriente Medio, Steve Witkoff, y la delegación iraní estuvo encabezada por el ministro de Asuntos Exteriores, Abbas Araghchi. La reunión se llevó a cabo principalmente en formato indirecto a través de la mediación del ministro de Asuntos Exteriores de Omán, Badr al-Busaidi, aunque también hubo contactos directos entre Witkoff y Araghchi. Ambas partes calificaron las conversaciones de productivas y acordaron continuar las discusiones el 19 de abril en Roma bajo los auspicios del gobierno italiano. Irán ha enfatizado que no tiene intención de reducir completamente su programa nuclear, considerándolo una herramienta de seguridad nacional, especialmente después de la retirada de Estados Unidos del acuerdo de 2015 (JCPOA) en 2018.
La oferta estadounidense de entregar uranio ha suscitado temores en Teherán de que si el acuerdo fracasa nuevamente, Irán tendrá que comenzar el enriquecimiento desde cero, lo que se considera un riesgo estratégico. Washington, por el contrario, ve la eliminación de las reservas como una forma de limitar la capacidad de Irán de construir armas nucleares, lo que sigue siendo una prioridad para la administración Trump. Las conversaciones se complican por la presión de Israel, que exige un desmantelamiento completo de la infraestructura nuclear de Irán, y por las divisiones internas en Irán, donde los de línea dura se oponen a cualquier concesión.















