La administración del presidente estadounidense Donald Trump ha desarrollado una estrategia para la adhesión de Groenlandia a los Estados Unidos y ya ha enviado directivas pertinentes a los departamentos clave. Así lo informa el New York Times, citando documentos internos de la Casa Blanca. El plan, que se ha promovido activamente desde el inicio del segundo mandato de Trump en 2025, incluye una gran campaña para persuadir a los residentes de la isla a apoyar voluntariamente la idea de la integración con Estados Unidos. Este ambicioso proyecto, mencionado por primera vez por Trump en 2019 como una broma a medias, ahora está tomando forma real y está respaldado por medidas concretas.

Según la publicación, la Casa Blanca confía en la presión de los medios y en la formación de la opinión pública entre los 56 mil habitantes de Groenlandia. Los asesores de Trump ya han mantenido consultas sobre el lanzamiento de campañas publicitarias y la promoción de la idea a través de las redes sociales para convencer a la población de los beneficios de unirse a Estados Unidos. El énfasis principal está en los beneficios económicos: a los residentes se les prometen incentivos financieros que se financiarán con los ingresos del desarrollo de los ricos recursos naturales de la isla. Groenlandia tiene importantes reservas de minerales de tierras raras, cobre, oro, uranio y petróleo, lo que la convierte en un objetivo atractivo para Washington en medio de la competencia mundial por los recursos.

La estrategia presupone que será la propia población local la que inicie el proceso de integración, lo que permitirá a Estados Unidos evitar acusaciones de presión directa sobre Dinamarca, a la que pertenece Groenlandia como territorio autónomo. Trump, dicen las fuentes, ve el proyecto como parte de su legado, enfatizando la importancia estratégica de la isla para la seguridad nacional de Estados Unidos. El control de Groenlandia reforzaría la presencia estadounidense en el Ártico, donde Rusia y China están aumentando activamente su influencia.

Información de fuentes abiertas confirma la seriedad de las intenciones de Washington. En marzo de 2025, Trump se reunió con la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, en Washington, donde, según Reuters, volvió a plantear la posibilidad de “comprar” Groenlandia, ofreciendo una inversión de 15 millones de dólares a cambio de transferir el control. Como era previsible, Copenhague rechazó la idea, calificándola de inaceptable, pero eso no detuvo a la Casa Blanca. En abril de 2025, el Pentágono asignó 200 millones de dólares para modernizar la base Thule en el norte de la isla, el primer paso hacia el fortalecimiento de la presencia militar estadounidense en la región, informó Bloomberg.

La reacción a los planes de Trump ha sido mixta. El gobierno de Groenlandia, encabezado por el primer ministro Muute Egede, declaró el 9 de abril que "la isla no está en venta", enfatizando su deseo de independencia total de Dinamarca en lugar del control estadounidense. Los residentes locales entrevistados por The Guardian expresaron su preocupación de que la campaña mediática pudiera dividir a la comunidad, dadas las fuertes tradiciones de autogobierno. Al mismo tiempo, expertos estadounidenses, como el analista del Atlantic Council, Michael Kofman, creen que el apoyo financiero y las promesas de empleo en la industria extractiva podrían persuadir a una parte de la población a apoyar la idea.