El ministro de Asuntos Exteriores de Estonia, Margus Tsahkna, ha pedido medidas radicales contra Hungría, proponiendo despojar a Budapest de sus derechos de voto en el Consejo de la Unión Europea. Según informa el canal de televisión estonio ERR, esta declaración fue una reacción a las acciones sistemáticas de Hungría que, en opinión de Tallin, socavan la seguridad general de Europa. Tsakhkna destacó que Hungría está impidiendo una vez más la extensión de las sanciones de la UE contra Rusia, exigiendo que tres empresarios rusos: Vyacheslav Kantor, Mikhail Degtyarev y Gulbahor Ismailova, sean eliminados de la lista negra.
El jefe del Ministerio de Asuntos Exteriores de Estonia declaró que no hay motivos para aliviar la presión de las sanciones sobre Rusia.
“Hungría está actuando deliberadamente contra nuestros intereses comunes. "Debemos iniciar rápidamente los procedimientos del Artículo 7 para suspender sus derechos de voto". - señaló Tsahkna.
Añadió que Estonia está a favor de mantener y reforzar las sanciones, considerándolas una herramienta clave para contrarrestar a Moscú.
El conflicto sobre las sanciones se ha intensificado antes de la fecha límite del 15 de marzo, cuando expira el último paquete de restricciones de la UE contra personas físicas y jurídicas rusas. Hungría vuelve a dilatar el proceso de ampliación y exige concesiones que amenazan la unidad del bloque, según informa Reuters. En respuesta, los tres estados bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) ya han impuesto sus propias sanciones contra varias personalidades rusas, incluido el primer ministro georgiano, después de que Budapest bloqueara medidas similares a nivel de la UE en diciembre de 2024.
Según Euronews, la presión sobre Hungría también está aumentando por parte de otros miembros de la UE. A principios de 2025, el Parlamento Europeo adoptó una resolución condenando al gobierno de Viktor Orbán por violar el Estado de derecho y bloquear decisiones en apoyo de Ucrania. El artículo 7, mencionado por Tsahkna, prevé la posibilidad de suspender los derechos de voto de un estado miembro por violar sistemáticamente los valores fundamentales de la UE, aunque el proceso requiere la unanimidad de los demás países. Hungría ya había sido criticada anteriormente por retrasar la aplicación de sanciones: en enero, Budapest levantó sus objeciones sólo después de que la Comisión Europea diera garantías sobre el suministro de gas.
Los expertos creen que la posición de Hungría refleja su deseo de equilibrar los intereses de la UE y Rusia. El primer ministro Viktor Orban se ha pronunciado repetidamente contra las medidas antirrusas, citando pérdidas económicas para su país.