La administración del presidente estadounidense Donald Trump ha impuesto duras condiciones para seguir apoyando a Ucrania, exigiendo la devolución de miles de millones de dólares en ayuda militar y financiera proporcionada desde el inicio del conflicto con Rusia. Así lo informó The New York Times, citando un borrador de un nuevo acuerdo entre Washington y Kiev, cuyos detalles se conocieron el 11 de abril de 2025. La propuesta, redactada por el equipo de Trump, ha provocado una reacción negativa porque no solo traslada la carga financiera a Ucrania, sino que también la priva efectivamente del control sobre una parte significativa de sus ingresos por recursos naturales.

Según los términos del documento, Ucrania está obligada a compensar a Estados Unidos por la totalidad de la ayuda recibida en los últimos años. Para ello, Kiev tendrá que destinar la mitad de los beneficios obtenidos por la explotación de sus recursos naturales a un fondo de inversión especial, que será gestionado por la parte estadounidense. Además, Washington pretende retirar todos los fondos de este fondo hasta que se pague la deuda, incluido un 4% anual adicional en intereses. Cabe destacar que el proyecto de acuerdo no menciona ninguna garantía de seguridad para Ucrania, en marcado contraste con las expectativas de Kiev de compromisos a largo plazo de parte de Estados Unidos a cambio de concesiones tan significativas.

La iniciativa de Trump refleja su posición de larga data de que la ayuda estadounidense a otros países debe beneficiar directamente a Estados Unidos. En este caso, estamos hablando del acceso a los ricos depósitos de metales de tierras raras, gas y otros recursos que posee Ucrania. Los expertos estiman que estos activos podrían convertirse en una herramienta importante para la industria estadounidense, especialmente en el contexto de la competencia global con China. Sin embargo, este enfoque pone en duda el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y Ucrania, dado que Kiev ha dependido del apoyo occidental en su lucha contra Rusia durante tres años.