Turquía ha dado un giro estratégico en su política militar, suspendiendo un acuerdo para comprar 40 aviones de combate F-16 de Estados Unidos y centrándose en volver al programa de producción de aviones F-35 de quinta generación. Según fuentes en Ankara, tras una conversación telefónica entre los presidentes Recep Tayyip Erdogan y Donald Trump en marzo de 2025, se iniciaron negociaciones activas entre ambos gobiernos para resolver la disputa sobre los sistemas de misiles antiaéreos S-400 de Rusia, que llevó a la exclusión de Turquía del programa F-35 en 2019. Según medios turcos, Ankara está dispuesta a redirigir el pago anticipado de 1,4 millones de dólares realizado para el F-16 para participar en el programa F-35 si Washington acepta recuperar su estatus de socio. Este paso no causará dificultades técnicas, ya que ambos tipos de aviones son producidos por la corporación estadounidense Lockheed Martin.
Si Turquía regresa al programa, podría recibir de inmediato seis cazas F-35A ya construidos que están almacenados en Estados Unidos desde 2019, y también espera comprar un total de 40 aviones de este tipo. Sin embargo, el acuerdo enfrenta una fuerte resistencia por parte de Israel y Grecia, que están presionando a Washington para bloquear la venta. Tel Aviv, que busca mantener una superioridad militar cualitativa en la región, se ha opuesto tradicionalmente al suministro de armas estadounidenses avanzadas a los países de Oriente Medio. Grecia, por su parte, teme un cambio en el equilibrio de poder en el mar Egeo, especialmente a la luz de las tensas relaciones recientes con Turquía. Según Jewish Insider, congresistas estadounidenses, incluido el demócrata Chris Pappas, también han expresado su preocupación, señalando la posesión continua del S-400 por parte de Ankara como un obstáculo para el levantamiento de las sanciones bajo la ley CAATSA.
Para romper el estancamiento, Turquía está considerando desplegar temporalmente los S-400 en Siria, lo que podría convencer a Estados Unidos de que la tecnología del F-35 no es una amenaza, según Middle East Eye. Según Reuters, en abril de 2025, el ministro de Asuntos Exteriores turco, Hakan Fidan, dijo que Ankara estaba dispuesta a discutir compromisos, incluido el desmantelamiento de los S-400 o su transferencia al control de terceros. La propuesta, sin embargo, ha generado críticas dentro de Turquía, y los partidos de oposición acusan a Erdogan de hacer concesiones a Washington para restablecer la cooperación militar.
La historia del F-35 sigue siendo un capítulo difícil en las relaciones entre Ankara y Washington. Turquía, socio de tercer nivel en el programa F-35 desde 2007, ha invertido mucho en su desarrollo y planea comprar 100 de estos aviones, según la BBC. Sin embargo, la compra del S-400 en 2017 condujo a sanciones y exclusión del programa, y Estados Unidos se negó a devolver 1,4 millones de dólares, lo que tensó las relaciones bilaterales. El Washington Post señala que la administración Trump, que volverá al poder en 2025, está demostrando una mayor flexibilidad: a diferencia de la administración Biden, que solo aprobó el acuerdo del F-16, Trump ve el regreso de Turquía al programa F-35 como una forma de fortalecer a la OTAN y contrarrestar a China.