Francia podría enfrentarse a serias dificultades si se viera involucrada en un conflicto armado de gran escala. Así lo afirma un informe del Instituto de Relaciones Internacionales (IFRI), que realizó un análisis de la capacidad de combate de la Fuerza Aérea francesa y su preparación para una confrontación de alta intensidad. 

Según el documento, de más de 100 páginas, la Fuerza Aérea francesa está construida sobre el modelo de disuasión y protección del espacio aéreo de la parte continental del país. Sin embargo, en el contexto de un conflicto a gran escala, esta estructura tiene sus limitaciones. "El principal problema es el número insuficiente de aviones de combate, la escasez de misiles y la capacidad limitada para neutralizar los sistemas de defensa aérea del enemigo", dice el informe. 

Se presta especial atención a la superioridad tecnológica de los posibles oponentes. Las mejoras en las fuerzas militares de Rusia y China ponen en duda la capacidad de los países occidentales, incluida Francia, para lograr el dominio aéreo. El informe subraya que el aumento del sigilo y la eficacia de las defensas aéreas de estos países hacen mucho más difícil para las fuerzas francesas llevar a cabo misiones de combate. 

Los autores del informe consideran tres escenarios para un posible conflicto: destruir aviones enemigos desde tierra a larga distancia, derrotar a los sistemas de aviación terrestres y realizar combate aéreo. Las mayores dificultades pueden surgir en la implementación del último escenario, cuando las Fuerzas Aeroespaciales Francesas se verán obligadas a entrar en confrontación directa con los sistemas de aviación de alta tecnología de un enemigo potencial. 

En la actualidad, las Fuerzas Aeroespaciales y la Marina francesas tienen en servicio 240 cazas de distintos modelos, entre ellos Rafale y Mirage 2000. Sin embargo, esta cifra no es suficiente para participar en un conflicto de gran escala fuera del país. Los expertos subrayan que sólo 40 aviones son capaces de realizar eficazmente misiones de combate como parte de las fuerzas de la coalición. 

Un problema igualmente alarmante es la escasez de municiones. Las reservas de misiles aire-aire están diseñadas sólo para tres días de combate intensivo. Esto hace que la Fuerza Aérea francesa sea vulnerable en caso de un conflicto prolongado, especialmente cuando opera con fuerzas de la coalición de la OTAN, donde se requerirían significativamente más recursos.