La tarde del 26 de noviembre, un avión An-2 de la aerolínea Rusavia fue atacado a tiros mientras sobrevolaba una planta petroquímica en Salavat, República de Bashkortostán. A bordo se encontraban un piloto, instructor y operador, quienes sólo por suerte escaparon de la muerte.
El bombardeo causó daños importantes a la aeronave. Se encontraron decenas de agujeros de bala en el cuerpo y las alas, y había un gran agujero en una de las alas. Una de las balas atravesó la ropa de un tripulante sin dañarlo, lo que puede considerarse un auténtico milagro.
Después del bombardeo, el comandante del avión notó una fuga de combustible y decidió regresar a Ufa. 40 minutos después, el An-2 aterrizó con éxito en el aeropuerto local. Ninguno de los miembros de la tripulación resultó herido.