La contrainteligencia brasileña ha expuesto la inteligencia rusa, descubriendo una red de nueve agentes ilegales que habían estado operando bajo nombres falsos durante años. Una investigación iniciada en 2022 bajo el nombre clave "Vostok" descubrió que Rusia utilizó Brasil como base para entrenar espías que luego fueron enviados a terceros países para realizar misiones secretas. Así lo informó el New York Times, citando cientos de documentos y entrevistas con funcionarios de inteligencia.

La operación comenzó en abril de 2022, cuando la CIA pasó a Brasil información sobre Sergei Cherkasov, un oficial de inteligencia militar del GRU que operaba bajo el nombre de Victor Ferreira. Cherkasov, que tenía un certificado de nacimiento brasileño auténtico emitido a nombre de una mujer que murió en la década de 1990, intentó conseguir una pasantía en la Corte Penal Internacional en La Haya. Las autoridades holandesas le negaron la entrada y a su regreso a Sao Paulo fue arrestado por falsificación. El caso, informa Newsweek, ha llevado a la policía brasileña a buscar otros "fantasmas": personas con pasaportes brasileños cuyas identidades aparecen de la nada. 

Un análisis de millones de registros civiles identificó a ocho agentes más, entre ellos Artem Shmyrev, que operaba un negocio de impresión 3D en Río de Janeiro bajo la apariencia del brasileño Gerhard Campos Wittich, y Mikhail Mikushin, que trabajaba como científico en Noruega bajo una cubierta brasileña. Según The Washington Post, Mikushin fue devuelto a Rusia en agosto de 2024 como parte de un intercambio de prisioneros. Otros espías, como Alexander Otyukhin, que operaba bajo el seudónimo de Eric López, abandonaron Brasil y se establecieron en Medio Oriente, Europa y África.