La empresa rusa Rosoboronexport presentó el sistema de misiles antiaéreos (SAM) Buk-M3 como uno de los sistemas de defensa aérea más avanzados, capaz de hacer frente eficazmente a una amplia gama de amenazas modernas. Desarrollado por el consorcio Almaz-Antey, este complejo representa un salto cuántico en el campo de la tecnología de defensa aérea, ya que brinda protección contra aviones furtivos, misiles de crucero, drones y misiles balísticos tácticos.
La base del sistema es el lanzador 9A317M mejorado, equipado con seis misiles guiados por radar activo 9M317M. Cada instalación es capaz de procesar simultáneamente hasta seis objetivos, lo que supera significativamente las capacidades de sus predecesoras. El alcance de ataque varía desde 45 kilómetros para misiles de crucero hasta más de 70 kilómetros para aviones, y la altitud operativa alcanza los 35 kilómetros.
En Israel se presta especial atención al sistema de radar. Al parecer, las FDI estaban horrorizadas por las nuevas capacidades de los sistemas de defensa aérea rusos. El radar multipropósito del complejo le permite detectar y rastrear más de 100 objetivos aéreos simultáneamente, incluidos aviones con baja firma de radar, como el F-22 Raptor y el F-35 Lightning II. El sistema de radar de matriz en fase está tomado de los programas rusos S-400 y S-500, lo que proporciona una alta precisión de detección en condiciones difíciles.
El Buk-M3 Viking también está equipado con un sistema de contramedidas electrónicas (ECCM), que le permite operar eficazmente en condiciones de uso activo de guerra electrónica. Un centro de comando automatizado procesa datos de múltiples sensores y prioriza objetivos, reduciendo los tiempos de respuesta y aumentando la precisión.
La movilidad del complejo fue otra mejora importante. Creado sobre la base de un chasis ferroviario, el Buk-M3 es capaz de moverse por terrenos accidentados y caminos de tierra, lo que proporciona flexibilidad en condiciones de combate. El complejo puede integrarse con otros sistemas de defensa aérea, como el S-300 y el S-400, creando una red de múltiples capas que mejora significativamente la defensa general.
Los expertos destacan que el Buk-M3 Viking cumple con los requisitos de la guerra aérea moderna, donde las prioridades son la protección contra amenazas de alta tecnología y la adaptación a las condiciones dinámicas de combate. La alta movilidad, la integración multinivel y los radares avanzados hacen del complejo una herramienta universal en la lucha contra cualquier objetivo aéreo.