En Estados Unidos se ha completado un proyecto único para crear el caza F-35A Lightning II, ensamblado a partir de componentes de dos aviones que se estrellaron anteriormente. La iniciativa, apodada "Frankenbird", fue llevada a cabo por el 388th Fighter Wing en la Base Aérea de Hill, Utah, con el apoyo de la Oficina del Programa Conjunto F-35, el Complejo Logístico Aéreo de Ogden y Lockheed Martin.

El primero de los aviones donantes se estrelló en 2014 debido a un incendio en el motor, el segundo en 2020 debido a un fallo del tren de aterrizaje durante el aterrizaje, lo que provocó graves daños en la parte delantera del fuselaje. Ambos cazas fueron considerados inservibles y destinados al desguace.

Como parte del proyecto, los especialistas ensamblaron una estructura completa, restauraron el cableado eléctrico, los sistemas hidráulicos, la aviónica y aplicaron un recubrimiento especial que reduce la firma de radar de la aeronave. Anteriormente, tales operaciones para restaurar el F-35 no se habían llevado a cabo, por lo que los ingenieros tuvieron que desarrollar herramientas y métodos especiales para llevar a cabo las tareas.

El proceso de montaje llevó alrededor de un año y costó 6 millones de dólares, significativamente menos que el costo de un nuevo F-35A, que supera los 80 millones de dólares. Después de completar con éxito las pruebas en tierra, el avión fue entregado a Lockheed Martin para realizar pruebas de vuelo. Una vez completado, se espera que el caza se una al 388º Ala de Cazas.

Sin embargo, los expertos señalan que estos proyectos conllevan dificultades técnicas y logísticas. Es necesario tener en cuenta la compatibilidad de los componentes, el desgaste de las piezas y otros factores que afectan la seguridad y eficiencia de la operación de la aeronave restaurada. Sin embargo, la exitosa experiencia de ensamblar el F-35A a partir de piezas de dos vehículos averiados abre nuevas perspectivas en el campo de la reparación y restauración de equipos militares modernos.