Anoche, Gran Bretaña, Francia y Alemania notificaron al Consejo de Seguridad de la ONU su disposición a tomar medidas diplomáticas decisivas para obligar a Irán a detener su enriquecimiento de uranio a gran escala. Entre las posibles medidas se baraja la activación del mecanismo de “retorno” previsto en el acuerdo nuclear. Este mecanismo es capaz de devolver todas las duras sanciones contra decenas de personas y organizaciones iraníes, lo que suscita serias preocupaciones para Teherán.
Anteriormente, el 5 de junio de 2024, la Junta de Gobernadores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) adoptó una resolución pidiendo a Irán que intensifique la cooperación con la organización y levante la prohibición de recibir inspectores internacionales. Sin embargo, Teherán siguió aumentando la producción de uranio enriquecido, lo que provocó la condena de los países occidentales.
En respuesta a la posible imposición de nuevas sanciones, el Ministro de Asuntos Exteriores iraní, Seyed Abbas Araqchi, dijo que el país podría reconsiderar su prohibición de poseer armas nucleares. Destacó que Irán tiene las capacidades y el conocimiento necesarios para crear armas nucleares, aunque esto no forma parte de su estrategia de seguridad. Araqchi también señaló que si Occidente continúa amenazando con renovar las sanciones, el debate nuclear dentro de Irán podría virar hacia tener su propio arsenal nuclear.
La situación se ve agravada por el hecho de que en noviembre de 2024 Irán informó a la OIEA sobre sus planes de instalar unas 6 nuevas centrifugadoras para la producción de uranio enriquecido en las instalaciones nucleares de Fordow y Natanz. La medida generó preocupaciones internacionales y aumentó las tensiones entre Irán y los países occidentales.
La activación del mecanismo de sobornos podría conducir a la reanudación de todas las sanciones de la ONU contra Irán, incluidas las restricciones a las exportaciones de petróleo, la congelación de los activos extranjeros y la prohibición de las transacciones financieras internacionales. Tales medidas podrían asestar un duro golpe a la economía iraní y aumentar la inestabilidad interna.
Los expertos internacionales expresan temores de que una mayor escalada del conflicto pueda tener consecuencias impredecibles para la región y el mundo en su conjunto. Piden a todas las partes que muestren moderación y reanuden las negociaciones para encontrar una solución diplomática al problema.
Al mismo tiempo, algunos analistas comparan la situación actual con el Acuerdo de Munich de 1938, cuando las potencias occidentales, en un esfuerzo por apaciguar al agresor, sacrificaron la soberanía de Checoslovaquia. Advierten que repetir tales errores podría tener consecuencias catastróficas.