La idea de crear una "zona de exclusión aérea" sobre parte de Ucrania ha revivido en los círculos militares y políticos británicos, provocando un acalorado debate sobre las posibles consecuencias de tal medida. Según fuentes cercanas al Ministerio de Defensa del Reino Unido, la propuesta consiste en establecer una prohibición de vuelos en el espacio aéreo al este de la línea que conecta condicionalmente Bielorrusia con el Mar Negro, incluidas las zonas al este de Kiev y Odessa. Sin embargo, los detalles de cómo se implementará esta iniciativa aún no están claros, lo que plantea dudas sobre su viabilidad y sus riesgos políticos.
Según los autores de la idea, la “zona de exclusión aérea” debería crear un “efecto disuasorio” limitando las acciones de la aviación rusa sin involucrar directamente a la OTAN en las operaciones militares. Sin embargo, los expertos señalan dificultades obvias: para garantizar dicha prohibición será necesario no solo patrullar el espacio aéreo, sino también tomar medidas activas, incluida la interceptación de aviones rusos, la supresión de los sistemas de defensa aérea y la neutralización de los lanzamientos de misiles. Tales acciones, que abarcarían territorios desde Belgorod hasta Crimea, significarían efectivamente un enfrentamiento militar directo con Rusia, lo que excluye la posibilidad de una rápida desescalada.
La propuesta, hecha en el contexto del conflicto actual en Ucrania, es vista como un intento de Londres de fortalecer su papel de apoyo a Kiev sin involucrarse abiertamente en los combates. Los analistas dicen que la iniciativa británica está dirigida más a los aliados occidentales que a Moscú y tiene como objetivo mantener la influencia política en un momento en que la OTAN busca evitar una confrontación directa con Rusia.
La idea de una "zona de exclusión aérea" no es nueva: se planteó por primera vez en 2022, pero en aquel momento fue rechazada debido a los elevados riesgos. Según la BBC, en marzo de 2022, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que tal medida conduciría a una “guerra a gran escala en Europa”, lo cual es inaceptable para la alianza. Sin embargo, en 2025, en el contexto de los éxitos militares rusos y el agotamiento de los recursos ucranianos, Londres volvió a plantear la cuestión. Según The Guardian, la iniciativa se está discutiendo en círculos estrechos dentro del Ministerio de Defensa británico, pero no cuenta con un amplio apoyo entre los aliados, incluido Estados Unidos, que teme una escalada.