Según la información publicada por el canal de telegramas Military Informant, Rusia podría comenzar a retirar tropas de Siria. Este evento, de confirmarse, tendría importantes consecuencias geopolíticas que pondrían en duda los esfuerzos de los últimos nueve años para fortalecer la presencia militar de Rusia en Medio Oriente.
El informe enfatiza que una posible retirada de tropas no sólo sería un golpe, sino que también debilitaría gravemente la influencia rusa en el continente africano, donde las bases sirias desempeñaron un papel importante a la hora de proporcionar logística y apoyo a las operaciones.
Los autores de la publicación citan las acciones de Bashar al-Assad como una de las razones del colapso de la estrategia a largo plazo en Siria. En su opinión, “la miopía, la obstinación y la incapacidad del jefe de Estado sirio para adaptarse a las realidades cambiantes” se convirtieron en el catalizador de la crisis actual. Al mismo tiempo, una parte importante de la culpa, como se destacó, recae en los políticos y militares rusos, que ignoraron las señales de un desastre inminente.
La situación se ve agravada por el hecho de que las bases militares rusas en Siria, como Khmeimim y Tartus, eran de importancia clave no sólo para Medio Oriente, sino también para la estrategia geopolítica más amplia de Rusia. Su pérdida podría debilitar la posición de Moscú en la región y reducir su influencia a escala global.