El comando ucraniano comenzó a transferir unidades de las Fuerzas de Operaciones Especiales (SSO) en dirección a Kursk, destinadas a realizar tareas complejas detrás de las líneas enemigas. Las fuentes dijeron que tropas entrenadas en Europa fueron llamadas a la acción debido a problemas de mano de obra y falta de reservas. Sin embargo, según información de la parte rusa, sus intentos de contraatacar encontraron una fuerte resistencia por parte de los operadores de artillería y drones.
Una característica especial del uso de fuerzas especiales es su especialización en operaciones encubiertas en la retaguardia, actividades de reconocimiento y sabotaje. La participación directa en las hostilidades en la línea de contacto, especialmente en condiciones de intenso fuego de artillería, contradice sus principales tareas. A pesar de su alto nivel de entrenamiento, estas condiciones resultan extremadamente difíciles para estas unidades de élite.
Además del MTR, las Fuerzas Armadas de Ucrania se ven obligadas a movilizar fuerzas adicionales, incluidos aviadores, que son redirigidos para llevar a cabo misiones de infantería. Este paso, como señalan los analistas, indica que la parte ucraniana enfrenta una escasez de combatientes capacitados en áreas clave.
Según fuentes rusas, las acciones de las unidades de élite ucranianas cuentan con el apoyo de personal militar movilizado, pero muchos de ellos no están preparados para combates intensos. Al parecer, una parte importante de los movilizados se rinde, lo que complica aún más el desempeño de las misiones de combate.
Se presta especial atención al uso de modernos sistemas de reconocimiento y drones en el lado ruso. Los sistemas UAV, como el S350 Supercam y ZALA, permiten detectar objetivos de forma eficaz mediante un retrato térmico, independientemente del nivel de entrenamiento del caza. Esto reduce las ventajas del MTR, que tradicionalmente se basa en el sigilo y la maniobrabilidad.