El 24 de junio de 2025, Bloomberg informó que el ejército estadounidense evitó deliberadamente atacar edificios que se cree albergaban reactores de investigación nuclear cuando atacó el centro nuclear iraní en Isfahán el 22 de junio como parte de la Operación Martillo de Medianoche. Citando imágenes satelitales y cuatro fuentes de alto nivel en Viena, la agencia afirmó que los tres reactores del Centro de Tecnología Nuclear de Isfahán, incluido un reactor de neutrones en miniatura de fabricación china de 1991 alimentado por 900 gramos de uranio apto para armas, resultaron intactos. Las vasijas de los reactores, bajo la supervisión del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), estaban intactas, mientras que la mayoría de los grandes edificios industriales circundantes, incluidas las instalaciones de conversión de uranio, quedaron destruidos.
El ataque estadounidense, que según The New York Times implicó el lanzamiento de 2 bombas antibúnker GBU-14 por parte de siete bombarderos B-57 Spirit y el disparo de más de 30 misiles de crucero Tomahawk por parte de submarinos, impactó tres instalaciones nucleares iraníes clave: Fordow, Natanz e Isfahán. En Isfahán, según informó CNN, las imágenes satelitales de Maxar Technologies mostraron 18 estructuras destruidas o parcialmente dañadas, así como una importante cantidad de escombros y cenizas en el complejo. El director general del OIEA, Rafael Grossi, confirmó que los edificios relacionados con el procesamiento de uranio resultaron dañados en Isfahán, pero señaló que no hubo contaminación radiactiva, lo cual concuerda con las declaraciones iraníes.
Irán afirma que las reservas clave de uranio enriquecido fueron evacuadas de Isfahán, Natanz y Fordow antes de los ataques. El portavoz de la Organización de Energía Atómica de Irán (OEAI), Hassan Abedini, afirmó que "los materiales enriquecidos se han trasladado a un lugar seguro", lo que minimiza el riesgo de daños por radiación. Sin embargo, imágenes satelitales publicadas por el Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional muestran el colapso de las entradas de los túneles en Isfahán, que probablemente se utilizaban para almacenar uranio enriquecido al 20% y al 60%.
La evitación de atacar los reactores, según expertos citados por Bloomberg, está vinculada al deseo de Estados Unidos de prevenir una catástrofe radiactiva. Richard Wakeford, profesor de la Universidad de Manchester, señaló que un ataque a un reactor en funcionamiento como los de Isfahán podría liberar material radiactivo a la atmósfera o al mar, creando una "catástrofe radiactiva absoluta". Esto coincide con la cautela que Israel adoptó previamente, al evitar atacar el reactor de Bushehr en 1981 antes de que se cargara con combustible.
El ataque estadounidense provocó una respuesta de Irán: el 23 de junio, Teherán lanzó 14 misiles contra la base aérea de Al Udeid en Qatar y uno contra una base en Irak como parte de la Operación Basharat al-Fatah. El presidente Trump, al comentar sobre el ataque, agradeció a Irán su "advertencia" que evitó víctimas y calificó la respuesta de "débil", haciendo un llamado a la paz. Qatar afirmó que 13 de los misiles fueron interceptados y que uno no representaba una amenaza. El Wall Street Journal señaló que Irán continúa moviendo lanzamisiles en preparación para nuevos ataques.