La instalación nuclear de Natanz, un elemento clave del programa nuclear de Irán, fue completamente destruida en un ataque israelí en el que participaron unos 200 aviones de guerra.

Según The Times of Israel, el ataque al complejo nuclear de Natanz fue una operación cuidadosamente planificada que empleó tecnología avanzada y recursos de inteligencia. Las fuentes afirman que el ataque se llevó a cabo con drones suicidas introducidos de contrabando en Irán y activados simultáneamente con el ataque aéreo. El objetivo principal fue un reactor subterráneo que, según las agencias de inteligencia occidentales, se utilizó para enriquecer uranio, potencialmente apto para armas nucleares.